En una decisión el viernes pasado, la Corte Suprema de Canadá sostuvo que el empleo de sabuesos rastreadores de drogas en un registro aleatorio de un colegio ontariano era inconstitucional. El fallo debe resultar en un fin a dichos registros por todo el paÃs â excepto en las fronteras y los aeropuertos, donde los funcionarios de las aduanas tienen libertad de acción.
El caso empezó en 2002, cuando la policÃa visitó la Escuela Secundaria de St. Patrick en Sarnia, en la región suroeste de la provincia. La policÃa confinó a los estudiantes en sus clases mientras se llevaba sus mochilas a un gimnasio vacÃo. El perro alertó en una mochila y un joven identificado apenas por sus iniciales fue acusado enseguida de tenencia de marihuana y hongos psicodélicos.
La policÃa admitió que no tenÃa ni orden de registro ni una denuncia de que habÃa drogas en la escuela. En cambio, dijo, respondÃa a una antigua invitación abierta de los funcionarios escolares.
El juez de primera instancia en el caso atendió a la solicitud de excluir las drogas incautadas como pruebas y absolvió al joven. Los fiscales recurrieron, pero el Tribunal de Apelaciones de Ontario en 2004 ratificó al juez, diciendo que la olfateada de mochilas de parte de un sabueso equivalÃa a âun registro aleatorio sin orden con el cuerpo discente entero detenidoâ.
Los abogados del Estado argumentaron sin éxito que ser olfateado por un sabueso rastreador de drogas no constituye registro. Los olores en el aire público no son privados y un sabueso que detecta contrabando por el olfato deberÃa ser considerado un policÃa que detecta un olor en el aire, discutieron.
Ese argumento habrÃa funcionado en Estados Unidos, donde la Corte Suprema ha permitido el empleo de sabuesos rastreadores de drogas en registros aleatorios diciendo que una olfateada no era igual a una búsqueda. Pero no funcionó en los tribunales canadienses. Ahora, la policÃa no podrá conducir registros aleatorios con perros en lugares públicos, como iglesias, colegios y centros comerciales.
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