En el juicio oral el lunes, la Corte Suprema de EE.UU. demostró dudar bastante de la interpretación vaga del Ministerio de Justicia de EE.UU. sobre las leyes federales de blanqueo de capitales. Los argumentos fueron hechos en Cuellar vs. EE.UU., en que el mexicano Humberto Cuellar fue condenado por blanqueo de capitales por esconder unos $83,000 debajo de las tablas del piso de su auto cuando se dirigÃa a México.
Cuellar fue parado en una carretera tejana a cerca de 160 kilómetros al norte de la frontera por manejar demasiado despacio y girar hacia el arcén. Los policÃas olfatearon marihuana en un rollo de notas en su bolsillo, luego buscaron y recibieron el permiso de Cuellar para revistar su vehÃculo. Durante el registro, encontraron el dinero escondido.Enseguida, Cuellar fue condenado por blanqueo de capitales, pero recurrió, argumentando que la simple acción de ocultar dinero no constituÃa blanqueo de capitales conforme a la ley federal sobre el blanqueo de dinero de 1986. Según ella, es crimen llevar los beneficios de âalguna forma de actividad ilegalâ fuera del paÃs en tanto que se esconde o disimula su natura, ubicación, fuente, propiedad o control. La cuestión que el tribunal debe decidir es si apenas esconder el dinero basta para dar sostén a una condenación de blanqueo de capitales.
Aunque el Ministerio de Justicia de EE.UU. haya argumentado que ocultar dinero como parte de un plan para llevarla fuera del paÃs ilegalmente constituye de hecho blanqueo de capitales conforme a la ley de 1986, varios ministros dieron a entender que eso simplemente pasaba de la raya.
âNo sé por qué lo llaman âLavado de Instrumentos Monetariosââ, comentó el ministro Stephen Breyer, preguntándose en voz alta si serÃa crimen cruzar la frontera con unos cuantos dólares escondidos en un zapato. â¿Por qué no lo llamaron âescondite en zapato'?â
âConforme a la teorÃa del gobierno, cualquiera que transporte dinero escondido para sacarlo del paÃs manejando un auto, el conductor solamente, es blanqueador de capitalesâ, señaló la ministra Ruth Bader Ginsburg.
âNo importa cómo se lo vea, ésta fue precisamente la conducta a que el Congreso estaba llegandoâ, le dijo Lisha Schertler, subprocuradora general, al tribunal.
Pero el abogado de Cuellar, Jerry Beard, le dijo a la corte que ella deberÃa interpretar la ley de manera que significara más que esconder dinero apenas. âEl estatuto no penaliza ocultar la existencia de dineroâ, dijo Beard. Al contrario, argumentó, exige que alguien deba buscar minimizar la naturaleza criminosa de los fondos. Aunque Cuellar âde hecho pueda haber escondido dinero en sÃ, él no ocultó la ânatura, fuente, ubicación, propiedad o controlâ de los ingresos ilegalesâ, arguyó Beard.
El ministro John Roberts hijo cuestionó a Beard para saber si Cuellar intentaba ocultar el dinero, pero después pareció dudar también de la opinión del gobierno. Cuando Schertler dio a entender que poner dinero en una maleta en el maletero del auto puede ser prueba de una âintención de ocultarâ, Roberts replicó. âCuando uso una maleta, la utilizo para llevar mi ropa, no para ocultarlaâ.
El ministro John Paul Stevens añadió que la postura vaga del gobierno parecÃa convertir toda noción de blanqueo de capitales en algo irrelevante. â¿Será esto apenas una completa caza a ciegas?â preguntó.
El estatuto federal sobre el blanqueo de capitales, empleado con mayor frecuencia contra presuntos narcotraficantes, conlleva una sentencia máxima de 20 años y multas de hasta $500,000. Cerca de mil personas fueron condenadas conforme a la ley en 2006. Pero si el juicio oral de lunes sirve de indicio, pronto el Ministerio de Justicia de EE.UU. puede tener que probar realmente el blanqueo de capitales para conseguirse una condenación, no sólo que alguien escondÃa dinero.
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