Desde por lo menos el Siglo XV los agricultores en las Montañas del Rif de Marruecos han estado cultivando marihuana, que normalmente transforman en hachÃs. Durante décadas, el hachÃs marroquà ha sido un sostén de los mercados europeos de marihuana. Recientemente la producción llegó a su punto más alto de 135.000 hectáreas en 2003 antes de caer para cerca de 60.000 hectáreas este año y el pasado frente a las labores agresivas del gobierno para erradicar los cultivos y disolver carteles.
El miércoles, 03 de diciembre, 2M, la segunda emisora de Televisión MarroquÃ, transmitió un debate en directo sobre los posibles abordajes al cultivo de cannabis llamado âCannabis y hachÃs: ¿Qué abordaje tomar?â Khalid Zerouali, director ejecutivo de inmigraciones y aduanas; Chakib Al Khayari, presidente de la Asociación de Derechos Humanos de la región del Rif; el profesor Mohamed Hmamouchi, director del Instituto Nacional de Plantas Medicinales; Hamid El Farouki, director de fomento en la Agencia de Promoción y Fomento de la Región Norteña; y el investigador Abderrahman Merzouki participaron en la discusión.
De acuerdo con un informe sobre el debate presentado por la Coalición Europea por PolÃticas de Drogas Justas y Eficaces (ENCOD, por su sigla en inglés), los panelistas discutieron tres preguntas:
- ¿Hasta qué punto proyectos de desarrollo alternativo han logrado apuntalar a las poblaciones para que reemplacen sus tradiciones ilÃcitas?
- ¿Será posible dirigir el cultivo de cannabis hacia consumos terapéuticos e industriales y, por lo general, hacia una economÃa alternativa en estas regiones?
- ¿Cuál es el rol de la cooperación regional e internacional en este dominio?
Aunque los ministros Zerouli y El Farouki llamaran los programas de erradicación un éxito al aludir a una reducción de un 55% en el cultivo desde 2003, Al Khayari, defensor de los derechos humanos, caracterizó esa cifra como âirrealistaâ. Ãl dijo que nuevas plantaciones de marihuana que no habÃan sido contadas habÃan surgido en varias regiones. Merzouki fue a favor de esta opinión y denunció las violaciones de los derechos humanos contra los agricultores cuyas plantaciones fueron erradicadas. El abordaje represivo deberÃa ser sustituido inmediatamente por un abordaje social, dijo.
Al Khayari añadió que los proyectos de desarrollo alternativo intentados durante los últimos 25 años han experimentado algunos éxitos, pero no han logrado contrarrestar la producción de marihuana. Parte del problema, dijo, es que dichos productos son limitados. Otra parte del problema era que los idealizadores y gerentes de los proyectos no han tenido en cuenta los problemas económicos y tradiciones culturales de las áreas de cultivo de marihuana.
Conforme a Al Khayari, el cultivo de cannabis en el Rif antecede la llegada de los árabes. Aun los guardianes del Corán oran a Alá para que proteja su planta sagrada, indicó.
El profesor Hmamouchi insistió que la falta de una infraestructura básica en algunas regiones productoras, resultado de la marginación tradicional del Rif, fue un impedimento fundamental a los programas de desarrollo alternativo. Hmamouchi propuso una inversión más grande en la Iniciativa Nacional por el Desarrollo Humano para fomentar nuevos proyectos que puedan ayudar a las regiones productoras.
Al paso que bajaba el debate, Al Khayari, militante de los derechos humanos, propuso legalizar la marihuana como la única solución práctica para las regiones productoras tradicionales, un punto de vista secundado por Hmamouchi. La legalización deberÃa ocurrir dentro de un armazón que regulara el cultivo y estipulara el cultivo medicinal e industrial (de cáñamo), dijo Al Khayari.
Aun el ministro Zerouli de Aduanas estuvo de acuerdo que era una idea provocadora para las regiones productoras históricas. Ãl dijo que iba a discutir la idea de modo más profundo con la participación de la sociedad civil como medio de reducir el narcotráfico ilÃcito.
Mientras tanto, sigue el cultivo, asà como las erradicaciones y los arrestos. Y unos 800.000 marroquÃes sacan por lo menos parte de su renta de ello.
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