Durante más de 30 años conforme a la polÃtica de âgedoogbeleidâ, que se puede traducir de la mejor manera como âtolerancia pragmáticaâ, los holandeses han permitido la venta de cantidades personales de marihuana a través del sistema de cafeterÃas, pese a que hacerlo sea técnicamente ilegal. Pero, últimamente, especialmente para nosotros de este lado del océano, parece que una nube negra está suspensa sobre las cafeterÃas. El número de cafés se ha contraÃdo de cerca de 1.500 en 1995 a 720 ahora al paso que gobiernos sucesivos les han apretado las clavijas. El actual gobierno nacional es hostil, aunque se encuentre dividido respecto a la cuestión, y titulares recientes sobre providencias para clausurar cafés en algunas ciudades fronterizas y reducir sus números por todo el paÃs agravan el panorama de mal agüero.
Tres partidos en la coalición forman el gobierno nacional: los Socialdemócratas (PvdA, por su sigla en holandés), los Demócratas Cristianos (CDA, por su sigla en holandés) y la Unión Cristiana (CU, por su sigla en holandés), un partido cristiano fundamentalista. Los dos partidos cristianos son contra el consumo de drogas en general y el sistema de los cafés en particular y a ellos les gustarÃa que desaparecieran. Pero el partido más poderoso en la coalición, el de los Socialdemócratas, es mucho menos hostil y aun está dispuesto a regular la producción de cannabis y las ventas al por menor.
Mientras que los partidos cristianos parecen implacables en su oposición con base en la moralidad, el PvdA y los partidos de oposición argumentan con más pragmatismo respecto a dos cuestiones que han llegado a simbolizar los âproblemasâ de los cafés. Uno es el influjo interminable de compradores de cannabis de paÃses vecinos con leyes más represivas, quienes atascan los centros de los municipios fronterizos y a veces hacen tratos con narcotraficantes y crean molestias al público también. La otra cuestión importante acerca de los cafés es el âproblema de la puerta traseraâ, en dónde, mientras se toleran las ventas al por menor en los cafés, la oferta de cannabis al por mayor a las cafeterÃas sigue atada al submundo criminal.
âEs verdad que algunos problemas han surgido en torno a los cafésâ, dijo Joost Sneller, asesor del parlamentario Boris van der Ham del Partido DP66 de la oposición, âpero gran parte de eso tiene que ver con la vaguedad que rodea el cultivo y no con los mismos cafés. El problema de la puerta trasera solamente es un problema porque lo convertimos en talâ, argumentó Sneller. âHay una solución sencilla y es la legalización de la compra a través de la puerta trasera y la regulación de toda la cadena de drogas blandas. Se deberÃa autorizar la venta de cannabisâ, dijo.
âLas cafeterÃas son una buena manera de tratar con las drogas blandas y regular sus ventasâ, estuvo de acuerdo Velzen van Krista, una parlamentaria del Partido Socialista de la oposición. âSeguro que el sistema de los cafés asegura que la gente que compra drogas blandas no se mezcle con los vendedores de drogas durasâ.
Aunque los cafés sean una buena medida interina, el mejor abordaje serÃa el de simplemente regular el comercio entero, dijo van Krista. âNuestra gente no quiere consumir drogas blandas a un Ãndice más alto que el de los paÃses vecinos y, como las consumen de todos modos y de nada vale ilegalizarlas, más nos vale legalizarlas nomásâ, argumentó. âEso crearÃa empleos legales, renta tributable, control de calidad, aun empleos en el sector de la seguridad porque hay mucha plata en el cultivoâ.
Marc Josemans, propietario de un café desde 1983, es presidente de la asociación de cafeterÃas de Mastrique, que representa a todos los 14 cafés ubicados en la ciudad fronteriza. La asociación de Mastrique es una de ocho asociaciones regionales, todas las cuales forman parte de la asociación nacional de cafeterÃas, la LOC, que representa a cerca de un tercio de todos los cafés en Holanda.
âLa mejor solución para el problema de los consumidores extranjeros de cannabis que visitan nuestra ciudad solamente a causa de los cafés, el 43% de todos los visitantes, es que sus gobiernos asumen la responsabilidad por crear un lugar seguro en que la gente pueda comprar sus productos sin ponerse en contacto con las drogas durasâ, dijo Josemans. âEn ese Ãnterin, vamos a trasladar algunos cafés a las afueras de la ciudad especialmente para esos visitantes extranjeros de cafeterÃasâ.
La parlamentaria van Krista también sugirió mudar los cafés de la ciudad a áreas no turÃsticas. âLa gente que viene a los cafés no viene a mirar nuestras hermosas ciudades, sino a los cafésâ, dijo, âentonces me parece que debemos ubicarlos en las afueras o en las zonas industrialesâ.
En cuanto al problema de la puerta trasera: âNecesitamos una lÃnea transparente de producción, consumo y venta de cannabisâ, dijo Josemans. âEs la única solución. Al regular nuestra puerta trasera, podemos sacar provecho de controles de calidad sobre los cultivadores y tributar ingresos como los de los cafés. No nos podemos imaginar que las polÃticas de drogas blandas que han comprobado funcionar serán descartadas porque algunos moralistas en el poder creen en un mundo âsin drogasââ, dijo Josemans.
Pero aunque se hable mucho dentro del gobierno nacional sobre el âproblema de los cafésâ, conforme a los términos del acuerdo a que llegaron cuando asumieron el poder en 2007, los partidos de coalición están obligados a no intentar alterar el estado de las cosas respecto a los cafés durante su mandato, que termina en 2010. El acuerdo fue un intento de pasar por alto de diferencias ideológicas entre los partidos y el resultado fue el de que la única postura oficial del gobierno nacional es un deseo de clausurar los cafés a menos de 250 metros de colegios secundarios. Pero los únicos funcionarios que pueden tomar providencias para clausurar los cafés son las autoridades municipales y ellas son mucho menos hostiles que los elementos de la coalición gobernante.
âPor lo tanto, el gobierno pone la responsabilidad por la administración de las polÃticas de cannabis para los próximos años en el ámbito municipalâ, observó Joep Oomen de la Coalición Europea por PolÃticas de Drogas Justas y Eficaces (ENCOD, por su sigla en inglés), que observa los sucesos holandeses desde la cercana Amberes en Bélgica.
Es en ese nivel, donde los funcionarios tienen una experiencia cotidiana en el trato con los cafés y cuestiones relacionadas, que crece el apoyo a la legalización total â y crece en un intento de encontrar soluciones pragmáticas para los verdaderos problemas en torno a las polÃticas de cannabis mal concebidas de Holanda. Las cosas empezaron a ponerse en marcha de veras el mes pasado, cuando los alcaldes de las ciudades fronterizas sureñas de Roosendaal y Bergen op Zoom anunciaron que iban a clausurar todos los cafés en sus ciudades en razón del influjo de extranjeros. Eso hizo que el alcalde de Eindhoven anunciara una propuesta para un jardÃn municipal de cannabis a fin de abastecer a los cafés en su ciudad en una tentativa de reducir el tráfico ilÃcito de cannabis que existe fuera del sistema de las cafeterÃas y causa muchos de los problemas vinculados con el âturismo de la drogaâ extranjero.
A su vez, esas medidas resultaron en la âCumbre de la Hierbaâ del 13 de noviembre, donde los 30 alcaldes más implicados pidieron âpolÃticas sencillas y transparentes, incluso un sistema legal para abastecer los cafés que serÃa llevado a cabo en coordinación con los gobiernos europeosâ. Esta propuesta también fue firmada por los alcaldes de Roosendaal y Bergen op Zoom, cuyo anuncio de cierres venideros de cafeterÃas ahora se parece más con una labor para aguijonear a legisladores que un verdadero intento de clausurarlos.
âHaga el favor de fijarse en la diferencia aquà entre anunciar el cierre y realmente clausurarlosâ, dijo Oomen de ENCOD. âRoosendaal y Bergen op Zoom justo han anunciado que van a clausurar todos los cafés, pero hay que ver cómo eso va a suceder en la práctica. Los requisitos administrativos holandeses tienen fama de ser bastante burocráticos, entonces los dueños tienen la posibilidad de retardar este trámiteâ, observó.
La situación en Ãmsterdam, que se granjeó informes de la prensa internacional cuando el alcalde Cohen anunció que iba a clausurar el 20% de los cafés de la ciudad porque se encontraba a menos de 250 metros de una zona escolar, es parecida, dijo Oomen. âEl alcalde ha dicho que va a empezar a cerrarlos efectivamente en dos años, no coincidentemente el año en que sucederán nuevas elecciones. Algunas personas ven una manera de forzar a los polÃticos nacionales a tomar una decisión clara sobre esto en los anuncios de los alcaldes y no dejarles la responsabilidadâ.
âCohen amenazó clausurar cafés famosos simplemente para aclarar más la discusiónâ, estuvo de acuerdo van Krista. âEsto realmente ha ayudado a clarificar la discusiónâ.
Los alcaldes también reaccionaban a rumores recientes de la coalición gobernante respecto a cerrar los cafés de una vez. El 08 de noviembre, Pieter van Geel, lÃder de la CDA, anunció que era a favor de clausurar los cafés, lo que incitó un rápido rechazo de esa idea de parte de sus colegas de coalición, el PvdA, y aguijoneó a los alcaldes a que tomen providencias.
âEso parece serâ, dijo Sneller. âNo se olvide que los alcaldes están fomentando el debate este año. No creemos que los alcaldes estén reaccionando con una especie de respuesta pavloviana contra la restricción, pero la verdad es que creen que la regulación sea el mejor caminoâ.
Quizá, dijo Oomen, todos los ruidos asustadores de los cristianos sean algo bueno. âLa presión de la derecha provoca la discusión, y, en esta discusión, la gente llega casi automáticamente a la conclusión de que la regulación es una opción mucho mejor que la prohibición total. Es cada vez más probable que un futuro gobierno holandés sin los demócratas cristianos y sin una presión demasiado pesada de EE.UU. o de la ONU vaya a tomar providencias importantes hacia la regulaciónâ.
La semana pasada, ENCOD, el Cannabis College y la Fundación Holandesa de PolÃticas de Drogas intentaron avivar las llamas de la reforma con un Tribunal del Cannabis en La Haya. El tribunal desafió a los partidos holandeses a desmentir la proposición de que âla prohibición del cannabis surte efectos más negativos que positivosâ. La única polÃtica que aceptó el reto fue Cisca Joldersma, vocera de la CDA en materia de drogas, quien se enfrentó a Hans van Duijn, ex director de la Asociación Holandesa de PolicÃa y partidarios de la legalización. Los argumentos de Joldersma, fundamentados solamente en la opinión sin recurso a pruebas, fueron considerados âsin méritoâ por el juez del tribunal, el profesor de derecho Hendreik Kaptain de la Universidad de Leiden. Los organizadores concluyeron que se necesita con urgencia un debate parlamentario sobre la prohibición del cannabis, ya que ningún partido polÃtico holandés logra explicar por qué deberÃa ser mantenida.
Y asà están las cosas en Holanda. Pese a las bravatas de algunos de sus integrantes, la coalición gobernante no va a tocar en las polÃticas de cannabis. Eso deja la iniciativa en poder de los alcaldes y demás partes interesadas â por lo menos hasta 2010, cuando los holandeses tendrán la oportunidad de reemplazar un gobierno a lo mejor neutro para con el cannabis por uno que sea su amigo. Luego, tal vez, la famosa gedoogbeleid holandesa pueda expandirse para abarcar el complejo cannábico entero.
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