David Borden, director ejecutivo
Da la casualidad que ese dueño era el alcalde del municipio, un hecho que ha llamado mucha atención al incidente. Desdichadamente, por más irresponsables que fueran las acciones de la brigada antidroga y por más trágico que fuera el resultado, absolutamente no es singular. Uno estudio ha calculado el número de redadas de la SWAT en todo EE.UU. en cerca de 40.000 al año y la matanza tanto de perros como de personas ha ocurrido muchas veces. Una madre e hijo que perdieron su perro para un equipo SWAT se pronunciaron en una entrevista con uno de nuestros partidarios hace dos años.
La lógica para la invasión de la casa fue que se habÃa entregado allà un paquete de marihuana â 14Kg500g de ella. Se mencionó, pero no se ponderó, en el reportaje que, en verdad, ¡el paquete habÃa sido llevado a la casa por la policÃa! La secuencia de sucesos tanto revela como causa nauseas. En Arizona, un sabueso rastreador de drogas olfateó marihuana dentro de un paquete en el correo que estaba enderezado a la mujer del alcalde. Los policÃas trajeron el paquete a Maryland y, disfrazados de carteros, lo entregaron en la casa. La caja se quedó afuera el dÃa entero. Cuando el alcalde Calvo llegó a su casa, trajo la caja adentro, la puso cerca de la puerta y se fue arriba. Entonces el equipo SWAT tomó la casa por asalto, mató a los perros y apresó a la gente.
Hay maneras plausibles por las cuales la familia puede no haber tenido nada que ver con el paquete, pese a que hubiera sido enviado por correo a ella, y Calvo y su esposa no parecen ser transgresores. La policÃa aún no ha denunciado a nadie. Aun asÃ, supóngase que alguien que vive en la casa sea culpable. ¿Eso justificarÃa las acciones de la policÃa?
En absoluto. La idea de que un hombre que regresa a casa y mueve un paquete de su porche a su vestÃbulo debiera ocasionar una redada de la SWAT de parte de un equipo que literalmente habÃa estado esperando en escondido para verlo mover el paquete es criminalmente insensata. Ellos no esperaron que el paquete ingresara a causa de algún fin táctico. Esperaron porque querÃan utilizar la acción de traer el paquete adentro como prueba. ¡Literalmente tuvieron el dÃa entero para concebir alguna manera de poder registrar la casa sin asesinar a sus perros! Ni siquiera tenÃan que llevar el paquete a la casa â ya poseÃan la dirección con la cual ello habÃa sido marcado. Simplemente podÃan haber llamado a los individuos para un interrogatorio o realizado un registro común u orden de arresto, aguardado que el alcalde Calvo y su esposa pasaran y abordarlos en la calle, casi cualquier otra cosa, menos lo que hicieron.
En cuanto a las pruebas, mover el paquete para el lado interno del umbral es inútil de todos modos, o deberÃa serlo. ¿Usted traerÃa un paquete que llegó por correo adentro, quizá aun abriéndolo para ver lo que contiene? Hacerlo no prueba nada sobre lo que usted sabe del contenido. Entonces aun esa lógica débil se deshace en pedazos.
Patrick Murphy, el jefe de policÃa del municipio que no estaba involucrado en el allanamiento ni habÃa sido informado de ello, expresó palabras de sabidurÃa después de lo ocurrido: âNo me vas a decir que el jefe de policÃa de una municipalidad no habrÃa podido tocar la puerta del alcalde de esa municipalidad, ganar su confianza e ingresar a la residenciaâ, le dijo al Washington Post. âNo habrÃa sido necesario matar a los perros de este hombre a balazosâ. De verdad que querÃa que los agentes antidrogas le hubieran consultado primero, asà la tragedia habrÃa sido prevenida.
Pero mientras que la acción es aún más desquiciada por haber sido la casa del alcalde, serÃa un error considerarlo el motivo para no valerse de un equipo SWAT. La verdad es que ingresar a una casa de esa manera es innecesario y, por lo tanto, condenable, casi siempre. Los equipos SWAT están pensados para situaciones de emergencia o de alta intensidad â con rehenes y cosas por el estilo -, no para la represión rutinaria a la droga. Pero aun si hubiera habido 90 kilogramos, todavÃa no habrÃa pretexto. Invadir un hogar de este modo pone en peligro a la gente, los animales y la propiedad sin razón si es que existe alguna otra manera de lidiar con la situación.
Dos perros muertos, una familia traumatizada â otro dÃa en la lucha contra la droga.
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