Hace un año esta semana, Kathryn Johnston fue muerta a tiros por agentes antidrogas atlanteños cuando abrió fuego contra ellos cuando derrumbaron su puerta en una redada âinadvertidaâ de drogas. La matanza ha tenido inmensas repercusiones en la región de Atlanta, especialmente porque abrió un mirador hacia las prácticas corruptas y cuestionables de la policÃa en la brigada antidroga.
Pero si los allanamientos son populares junto a los telespectadores de programas como DALLAS SWAT, no son necesariamente tan populares junto al público estadounidense. De acuerdo con una encuesta de 1.028 posibles votantes encargada por la StoptheDrugWar.org (DRCNet, por la sigla en inglés) y llevada a cabo por la Zogby Internacional en octubre, una sólida mayorÃa de encuestados dijo que dichas tácticas no tenÃan justificativa para redadas rutinarias de drogas.
He aquà exactamente la pregunta que fue hecha: âEl año pasado, Kathryn Johnston de 92 años fue muerta por la policÃa atlanteña que ejecutaba una orden de búsqueda de drogas en una dirección equivocada proveÃda por un informante. Informes muestran que la policÃa emplea a equipos de la SWAT para realizar allanamientos hasta 40.000 veces al año, frecuentemente para la represión a las drogas de menor entidad. ¿Usted está o no está de acuerdo que la policÃa que hace investigaciones rutinarias sobre las drogas en situaciones no emergenciales deberÃa valerse de tácticas de entrada agresiva como el derrumbe de puertas, el accionamiento de granadas lumÃnicas de aturdimiento o la realización de búsquedas en plena noche?â
Cerca de dos tercios â 65,8% - dijeron que la policÃa no deberÃa utilizar rutinariamente tales tácticas. Con pequeñas variaciones, ese sentimiento se mantuvo a través de las lÃneas geográfica, demográfica, religiosa, ideológica y partidaria.
La oposición al uso rutinario de tácticas de la SWAT para la imposición de la legislación antidroga varió de los 70,7% en el Oeste a los 60,5% en el Este. Los habitantes de grandes ciudades (60,7%), de pequeñas ciudades (71,2%), de los suburbios (66,7%) y de las regiones rurales (65,0%) fueron todos contrarios al empleo rutinario de tácticas de la SWAT.
Entre los demócratas, 75,1% fueron contrarios a los allanamientos; entre los independientes el dato fue de 65,5%. Aun en las filas republicanas, la mayorÃa â 56% - se opuso a las redadas. De un extremo a otro de las lÃneas ideológicas, 85,3% de los autoproclamados progresistas estuvieron en contra de los allanamientos, asà como 80,8% de los liberales, 62,9% de los moderados y 68,9% de los libertarianos. Aun la gente que describe a sà misma como conservadora o muy conservadora se opuso por poco a la utilización rutinaria de tácticas de la SWAT, visto que 51,5% de la primera y 52,5% de la segunda dijeron que no. Entre los afroamericanos, 83% fueron contrarios a la práctica.
âEstamos satisfechos, pero tampoco nos sorprendemos con una respuesta tan buena en estoâ, dijo el director ejecutivo de la DRCNet, David Borden, autor de la pregunta. âNo es muy difÃcil decir que la gente no deberÃa ser herida a tiros, quemada o traumatizada en sus hogares cuando hay otra manera viable de encargarse de una situaciónâ. La organización está planeando hacer más, dice, y ha publicado una página informativa sobre la cuestión en http://stopthedrugwar.org/policeraids (exclusivamente en inglés).
âSi se cree que el sistema de justicia penal es 100% perfecto, hay tendencia a apoyarlo, pero con estas redadas de drogas, se han cometido demasiados errores, demasiadas puertas han sido pateadas, demasiados inocentes han sido muertosâ, dijo Peter Christ, un ex capitán de la policÃa de Nueva York que pasó 20 años en la corporación hasta jubilarse y devenir un miembro fundador de la Law Enforcement Against Prohibition (LEAP, por la sigla en inglés). âLas personas lo entienden y perciben que la abuelita muerta en Atlanta podÃa haber sido una de ellasâ.
La verdadera pregunta, dijo Walker, era saber cómo traducir la opinión pública en cambios en las polÃticas. âApenas deseo que esto pueda traducirse en el dominio polÃticoâ, dijo.
Para Christ, cambiar las prácticas de la policÃa y las polÃticas de drogas es un proceso de concienciación lento, aun de una generación a otra. El dijo que el movimiento para reformar las leyes sobre las drogas se parece con el movimiento por los derechos de las mujeres. âNinguna de las personas que empezó ese movimiento en los años 1830 sobrevivió para emitir un votoâ, dijo, âpero, al fin, triunfaronâ.
En Atlanta, la conducta indignante de los agentes antidrogas involucrados en el caso Johnston ha resultado en cambios, al menos por el momento. Ellos le dijeron a un juez que tenÃan a un informante quien habÃa comprado piedra de cocaÃna en la casa de Johnston. Era mentira. Dispararon contra una anciana que protegÃa su hogar 39 veces después que ella intentó estrujar un tiro de una vieja pistola. La esposaron mientras se morÃa. Ellos plantaron marihuana en su sótano después del hecho. Intentaron, también después de la ocurrencia, hacer que uno de sus informantes dijera que habÃa dado la información, pero, al contrario, él se fue al FBI.
La matanza de Johnston también ha sacudido a la PolicÃa de Atlanta. El jefe de policÃa disolvió la brigada antidroga entera durante meses, endureció las normas para obtener órdenes de búsqueda, especialmente órdenes para búsquedas âinadvertidasâ, e instituyó nuevas polÃticas, forzando a los agentes antidrogas a rotarse con regularidad. Sigue la investigación de la comisarÃa por parte del FBI, la cual ya dura un año.
Pero, por todo el paÃs, el caso Johnston fue nada más que un punto en el radar y las redadas a la SWAT prosiguen. âNo he percibido ningún cambio real en ninguna parte fuera de Atlantaâ, dijo Radley Balko, editor de la revista Reason y analista polÃtico especializado en cuestiones de las libertades civiles que fue autor del informe definitivo acerca del alza del fenómeno contemporáneo de la SWAT, Overkill: The Rise of Paramilitary Policing in America. âEste año, el ritmo de estos allanamientos ha sido casi el mismo del año pasadoâ.
Y, como señaló Balko en un comentario en FoxNews.com esta semana, no sólo las redadas, sino también los equÃvocos, algunos de ellos fatales, continúan:
En febrero de este año, el dieciseisañero Daniel Castillo, Jr. fue muerto en una redada policÃaca contra el hogar de su familia en Tejas. Castillo no tenÃa antecedentes penales. Un oficial de la SWAT abrió la puerta del cuarto mientras Castillo, su hermana y su hijo pequeño dormÃan. Cuando Castillo se levantó de la cama tras ser despertado por los gritos de su hermana, el oficial de la SWAT le disparó en la cara.
En marzo, la policÃa de Spring Lake en Minnesota, siguiendo la pista de un informante, allanó el hogar de Brad y Nicole Thompson. La pareja fue forzada a tirarse al piso a punto de pistola y advertida por un policÃa: âSi se mueven, les disparó en la maldita cabezaâ. La policÃa estaba en la casa equivocada.
En junio, una mujer de 72 años que respiraba con el auxilio de aparatos fue tirada al piso a punto de pistola en un allanamiento antidroga equivocado cerca de Durango en Colorado.
Balko también señaló redadas antidrogas errantes contra inocentes en Temecula en California; Anápolis en Maryland; varios incidentes en Chicago, Filadelfia y la Ciudad de Nueva York; Galliano en Luisiana; Hendersonville en Carolina del Norte; Ponderay en Idaho; Stockton en California; Pullman en Washington; Baltimore; Wilmington en Delaware; Jacksonville en Florida; Alton en Kansas; en la Comarca de Merced en California; y Atlanta en Georgia. Y eso apenas este año.
Dar la vuelta a la apisonadora es una tarea desalentadora. Eso exigirÃa cambios en las polÃticas y prácticas de cientos de agencias de la ley distintas alrededor del paÃs y va a ser necesario trabajo en los ámbitos estadual y municipal.
Pero hay algunas perspectivas limitadas de cambio en el ámbito federal. En junio, el Subcomité sobre Terrorismo y Seguridad Nacional del Comité de la Cámara sobre el Judiciario de los EE.UU. realizó audiencias a propósito de la militarización de la policÃa, y, gracias en parte a la deposición de Balko, el proyecto con respecto a la criminalidad de este año contiene actualmente un texto que refleja las reformas recomendadas en Overkill que limitarÃan las circunstancias en que altos niveles de fuerza pueden ser utilizados. Con todo, dijo Balko, no se sabe si ese texto va a llegar al proyecto final.
A lo peor, Balko pudo informar al presidente del comité, el diputado Bobby Scott (D-VA) que parte del dinero asignado al COPS, el programa de vigilancia policÃaca comunitaria de Bill Clinton, habÃa sido gastado en la instauración de equipos de la SWAT. Cuando una mujer en el gallinero pidió la renovación del financiamiento del COPS, Balko señaló ese hecho.
â¿Me dices que las subvenciones al COPS que repartimos en los años 1990 fueron utilizadas en verdad para empezar equipos de la SWAT?â, preguntó Scott sorprendido.
Balko confirmó que, de hecho, ése era el caso.
âBueno, seguro que eso no era lo que tenÃamos en menteâ, contestó Scott.
De acuerdo con Balko, por lo menos 40 inocentes han sido muertos en allanamientos antidrogas que se valen de entradas por la fuerza en los últimos años. Nadie sabe cuantos inocentes más han sido heridos por policÃas alocados por la testosterona ni si sus propiedades han sido gratuitamente destruidas en dichas redadas. Y nadie ni siquiera está contando cuantas personas â inocentes, culpables, familiares â han sido traumatizadas innecesariamente por borceguÃes que patean las puertas a las 04:00 de la madrugada y todo lo que pasa a continuación. Y la mayorÃa de las partes âculpablesâ es de meros infractores de poca monta que, por ley, son considerados inocentes hasta que se pruebe lo contrario.
Si los polÃticos y las agencias de seguridad le dan oÃdos al público, dichas tácticas se van a convertir en cosa del pasado.
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