Una enmienda a la ley de presupuestos de Trabajo-Salud-Educación que prohibirÃa el desembolso de fondos federales de esos ministerios a cualquier ciudad que inaugurase un inyectorio para consumidores de drogas fue estrangulada en el comité de conferencia esta semana. La medida fue tachada âsin prejuiciosâ, lo que quiere decir que los integrantes del comité no tenÃan que oponerse públicamente a la enmienda.
âEsto es una victoria para la reducción de daños y el movimiento reformador de las polÃticas de drogasâ, dijo Bill Piper, director de asuntos nacionales de la Drug Policy Alliance, que lideró el esfuerzo de estrangulación de la enmienda. âEl Congreso estuvo a punto de adoptar algo que causarÃa el mismo tipo de impacto que la prohibición federal de la financiación de los cambios de jeringa. Es bueno ver que, en este caso por lo menos, el Congreso no dejó que la polÃtica le ganara a la cienciaâ.
La enmienda fue defendida por el senador Jim DeMint (R-SC) como reacción a las conversaciones sobre inaugurar un inyectorio en San Francisco. Pese a que los inyectorios hayan demostrado reducir la partición de jeringas y la proliferación de enfermedades transmisibles por la sangre como el VIH y la hepatitis C y estén abiertos en ocho paÃses europeos, Australia y Canadá, no hay ninguno funcionando en los EE.UU.
Hace dos semanas, DeMint hacÃa alarde de su victoria. âEl Senado les dijo claramente a las ciudades que es más que ridÃculo pedirles a los estadounidenses que paguen para que los drogadictos inyecten heroÃna y cocaÃna en sà mismosâ, dijo. âEn San Francisco, los funcionarios que dieron credibilidad a esta idea absurda deberÃan tener vergüenza. Eso socavarÃa la legislación federal y promoverÃa el comportamiento ilegal. Estos refugios seguros para consumidores de drogas apenas alentarÃan más adicción y apoyarÃan el mercado de las drogas ilegalesâ.
Ahora, DeMint está tragándose sus propias palabras.
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