En una decisión el viernes pasado, la Corte Suprema de Utah sostuvo que el olor de humo de marihuana no es suficiente para permitir la entrada de la policÃa en una residencia sin orden de registro. La decisión en Utah vs. Duran significa que, en Utah, la policÃa ya no podrá usar el antiguo número âCreo que huelo marihuanaâ como pretexto para conducir registros arbitrarios en las casas.
El caso empezó en Price, Utah, en 2003, cuando la policÃa fue llamada a una residencia por familiares que afirmaban que habÃa gente fumando marihuana adentro. Cuando la policÃa llegó, informó que âel humo de la marihuana estaba saliendo por las grietas del remolqueâ, dándole causa probable para solicitar una orden de registro. Pero la policÃa temÃa que los sospechosos estuvieran âen vÃas de fumarse todas las pruebasâ, entonces entró sin darse el tiempo de obtener una orden.
Adentro, los policÃas encontraron a tres personas y marihuana también. Los tres fueron arrestados, y una de ellos, Bernardette Duran, buscó hacer que las pruebas fueran descartadas como resultado de un registro ilegal. Duran perdió en la primera instancia, pero venció en el tribunal de apelaciones estadual y ahora esa victoria ha sido ratificada por la Corte Suprema estadual.
En su decisión de 4 a 1, la corte alta dijo que aunque hubiera excepciones al requerimiento de la orden de registro, como impedir la destrucción inminente de pruebas, oler el humo de la marihuana no era una de ellas. âNos negamos a conceder al aroma de marihuana quemando un lugar en una lista exclusiva y limitada de excepciones al requerimiento de la obtención de una orden antes que un registro legal pueda ocurrirâ, escribió el ministro Ronald Nehring. âEl aroma de la marihuana debe estar acompañado de algunas pruebas de que los sospechosos están deshaciéndose de la prueba, a diferencia de consumirla casualmenteâ.
Eso era demasiado para el disidente solitario en el caso, el juez vocal Michael Wilkins, que argumentó que el olor del humo de la marihuana podÃa a veces justificar un registro sin orden. âEn un caso en que hay drogas ilegales siendo quemadas fuera del campo de visión, pero no del olfato, y en que la cantidad de drogas es desconocida por los oficiales, no es irrazonable la suposición de que las drogas estén siendo destruidas en vez de meramente consumidasâ, escribió Wilkins.
Pero, por suerte, su opinión era la disidente.
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