Se avecina un confronto por el esfuerzo del presidente boliviano Evo Morales de racionalizar la producción de la coca en su paÃs y expandir los mercados para los productos hechos con coca. Tras décadas de esfuerzos infructÃferos para suprimir el cultivo de la coca en Bolivia â la polÃtica âcero cocaâ adoptada por los Estados Unidos e impuesta contra gobiernos bolivianos sucesivos â Morales, un ex lÃder del sindicato de los cocaleros, ha elaborado polÃticas que permiten el aumento del cultivo de la coca de los 30.000 acres permitidos según la ley boliviana actual para 50.000 acres. Ahora, el gobierno Morales también está haciendo presión por la expansión de los mercados legales para los productos de la coca y, en una empresa conjunta con el gobierno venezolano, se está preparando para empezar a exportar los productos de la coca a ese paÃs.
âLa situación en Bolivia, paÃs este que durante muchos años no ha actuado en consonancia con las obligaciones que le incumben en virtud de los tratados de fiscalización internacional de drogas, sigue siendo motivo de especial preocupación para la Juntaâ, dice el informe. âBolivia es un gran productor de hoja de coca y su legislación nacional permite el cultivo del arbusto de coca y el consumo de la hoja de coca con fines que no son médicos, lo que es incompatible con las disposiciones de la Convención de 1961â.
La JIFE estaba particularmente preocupado que Bolivia âhaya señalado su intención
de examinar la legislación nacional vigente en materia de fiscalización de drogas con miras a utilizar la hoja de coca en una amplia gama de productos, algunos de los cuales podrÃan exportarseâ. Eso también serÃa incompatible con la interpretación de la JIFE de la Convención.
El lenguaje del informe de la JIFE es un claro dardo apuntado a la polÃtica declarada del gobierno Morales de âcoca sÃ; cocaÃna noâ y a sus esfuerzos para el consumo de la hoja de coca para productos medicinales y nutricionales. Peor aún, en la opinión de la JIFE, Bolivia podÃa dar un malo ejemplo a los demás paÃses productores de coca: âLa Junta también expresa su inquietud por la posibilidad de que los acontecimientos relacionados con la polÃtica de Bolivia tengan repercusiones en otros paÃses de América del Surâ, declaró el informe con preocupación.
Los Estados Unidos también expresaron preocupación con las polÃticas bolivianas de la coca bajo Morales, asà como inquietudes sobre los lazos de Morales con el lÃder venezolano Hugo Chávez, cuyo gobierno finalizó un acuerdo con Bolivia a principios de este mes para financiar la construcción de plantas de procesamiento de la coca en Bolivia y para importar los productos de la coca boliviana a Venezuela. Hasta el presente momento este año, el gobierno de los EE.UU. ha limitado sus expresiones de preocupación a inquietudes sobre las naturalezas âantidemocráticasâ de los dos lÃderes izquierdistas sudamericanos, pero el plazo de la revisión anual del Departamento de Estado de la observancia de los demás paÃses a las polÃticas antidrogas de los EE.UU. se termina a fines de este mes. Una cuestión de suma importancia es la de si las polÃticas de Morales llevarán a los EE.UU. a suspender la certificación de Bolivia respecto de estar en consonancia con aquellos objetivos.
Por supuesto, ahorita no hay consenso internacional sobre la coca y si los funcionarios y analistas bolivianos con los cuales la Crónica de la Guerra Contra las Drogas conversó esta semana están correctos, tampoco hay ningún indicio de que el gobierno boliviano esté a punto de doblegarse frente a los guerreros antidrogas en Washington y Viena.
La industrialización del procesamiento de la coca y la expansión de los mercados legales son el plan de acción correcto, dijo el congresista boliviano Asterio Romero el miércoles. Miembro del partido Movimiento Al Socialismo (MAS) de Morales, Romero apoya fuertemente la polÃtica âcoca sÃ; cocaÃna noâ. âPrimero, quiero decir que vengo del Chapare, yo era un lÃder cocalero. Siempre era âcoca ceroâ, pero nunca habrá cero cocaâ, le dijo él a la Crónica. âLuchamos por muchos años, tuvimos mucha gente muerta y presa porque la coca es una fuente de subsistencia económica para nosotros. Nunca permitiremos que otros gobiernos nos impongan la âcoca ceroâ. Somos una nación soberana; es una cuestión de la dignidad bolivianaâ, dijo.
âAunque, sÃ, combatamos el narcotráfico â y nos estamos saliendo muy bien; las redadas de cocaÃna y precursores quÃmicos están en alza â, también tenemos que despenalizar el cultivo de la coca y la industrialización es el caminoâ, discutió Romero. âTenemos que revalorizar la coca, tenemos que encontrar más mercados para la coca. Hay paÃses amigos que nos ayudan, como Venezuela, y les agradecemos por esoâ.
âCon su oposición a la hoja de coca, la JIFE solamente fomenta el narcotráficoâ, dijo Silvia Rivera, fundadora del grupo boliviano Coca y SoberanÃa, profesora emérita de sociologÃa en la Universidad de La Paz y asesora de Romero. âToda hoja que tenga usos buenos y saludables es una hoja que no va a los narcotraficantesâ, le dijo ella a la Crónica. âEsa es la mejor manera de luchar contra los narcotraficantes. Esos burócratas en la ONU simplemente no lo entienden; ellos creen que la coca es una drogaâ.
En verdad, en vez de batirse en retirada en vista de las crÃticas de la JIFE y de los EE.UU., el gobierno Morales parece determinado a hacer presión con su acuerdo para ofrecer los productos de la coca a Venezuela. Bolivia también está haciendo alarde de ir a la raÃz del problema a través de la realización de un esfuerzo para enmendar la Convención Ãnica para quitar la coca de su lista de drogas ilÃcitas.
âÃsta es una manera para que Chávez vaya al lÃmite y vea cuáles son las fronterasâ, dijo Kathryn Ledebur de la Red Andina de Información, que ha acompañado la economÃa boliviana de la coca y los esfuerzos para reprimirla durante años. â¿Quién lo va a detener? Ya existen exportaciones considerables de la hoja de coca al norte de Argentina y nadie dice nada sobre eso. Con todo, si esto ayuda a agudizar el enfoque sobre cambiar la Convención Ãnica, eso es bueno â ella necesita ser enmendadaâ.
Ledebur dudaba que el gobierno Morales hiciera un esfuerzo concertado para enmendar la Convención Ãnica en Viena el año que viene. âVamos a decir que su polÃtica doméstica de coca es más avanzada que su polÃtica internacionalâ, dijo ella. âVeo pocas chances de lograr algo a menos que haya algún tipo de esfuerzo concertado de presión con Perú y yo no veo al presidente GarcÃa como alguien que esté dispuesto a ir activamente en contra de los EE.UU.â
Dicha acción exigirÃa una concertación de los paÃses productores de coca, dijo Romero, y él no creÃa que eso fuera a pasar tan pronto. âEs el trabajo del gobierno boliviano cambiar la Convención de Vienaâ, dijo, âpero también es el trabajo de Colombia y de Perú juntarse a nosotros en la ONU. Aunque aquà en Bolivia tengamos con Evo un gobierno con apoyo popular para esto, en Perú y Colombia, los gobiernos son neoliberales y pro imperialistas y no se van a unir a nosotros. Pero, somos antineoliberales y vamos a mantener esta posición. Sin embargo, estamos dispuestos a conversar de gobierno a gobierno y de hombre a hombre sobre estoâ.
Como Bolivia ya está confrontando la JIFE, la próxima providencia de las polÃticas de coca del gobierno Morales será la decisión de la certificación de los EE.UU., que debe ocurrir a mediados de marzo. Pero dada la coyuntura actual en los asuntos hemisféricos, con la marea creciente de los gobiernos izquierdistas y los EE.UU., obcecados como están con los asuntos en el Oriente Medio, perdiendo influencia en la región, los EE.UU. pueden muy bien dar un paso hacia atrás y aislar y castigar a Bolivia a través del proceso de certificación.
âLos EE.UU. no logran salir de su armazón antidroga de usar los militares y la erradicación forzadaâ, dijo Ledebur, âpero no hay acuerdo dentro del gobierno Bush sobre lo que hacer con la certificación. Si le quita la certificación a Bolivia, pierde la poca palanca que tiene. Ahora, Bolivia tiene otras formas de asistencia, y no sólo Chávez; ya no tiene que obedecer ciegamente a las órdenes de los Estados Unidos. Si los EE.UU. optan por quitarle la certificación ahora, ¿qué hacen el año que viene?â preguntó.
Esto se está poniendo muy interesante. La polÃtica âcoca sÃ; cocaÃna noâ del gobierno Morales es un anatema tanto para los EE.UU. como para la JIFE, pero parece que ambos no pueden hacer mucha cosa para detenerla y es posible que el reto boliviano ponga directamente la mira en la Convención Ãnica de 1961, quizá dándole en lleno a lo que es el espinazo legal del régimen global de la prohibición de las drogas. Esté atento.
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