Cuatro oficiales de la policÃa guatemalteca en una unidad contra las drogas y el crimen organizado que fueron arrestados por los asesinatos horripilantes de 19 de febrero de tres polÃticos salvadoreños fueron muertos ellos mismos el domingo en un ajusticiamiento descarado dentro de la prisión en que ellos estaban detenidos. Los dos grupos de asesinatos están planteando serios cuestionamientos sobre la corrupción relacionada con las drogas en Centroamérica y, en particular, sobre los enlaces entre la policÃa guatemalteca y el crimen organizado, pero las muertes de los oficiales de la policÃa significan que lo que sabÃan será enterrado con ellos.
El 19 de febrero, los polÃticos salvadoreños William Pichinte, Eduardo dâAubuisson y José Ramón González â todos integrantes del partido gobernante Arena de El Salvador â y su chofer fueron encontrados baleados y quemados en su vehÃculo en las afueras de Ciudad de Guatemala, adonde ellos se habÃan ido para participar de una reunión polÃtica regional. Como dâAubuisson es el hijo del finado Roberto dâAubuisson, que lideró los escuadrones derechistas de la muerte en El Salvador en los años 1980, las primeras especulaciones eran las de que las matanzas fueron un asesinato polÃtico.
Pero cuando Luis Arturo Herrera, comandante de la unidad contra el crimen organizado de la policÃa guatemalteca, y tres de sus subordinados fueron arrestados por el crimen tres dÃas después, varias teorÃas relacionadas con una ejecución por drogas pasaron a primera plana. De acuerdo con las especulaciones en la prensa centroamericana, la ejecución de los polÃticos salvadoreños ocurrió mientras los policÃas guatemaltecos corruptos buscaban el dinero de las drogas escondido en un compartimiento secreto en el vehÃculo. Otra versión, a través del jefe de la policÃa salvadoreña, Rodrigo Ãvila, dice que Herrera y sus hombres fueron engañados a matar el trÃo por desconocidos que les dijeron que ellos eran narcotraficantes.
Con base en aparatos de GPS en el vehÃculo de Herrera, que lo situaba en la escena del crimen, sus subordinados y él fueron arrestados y encarcelados en la famosa prisión de El Boquerón a unos 60 kilómetros al este de la Ciudad de Guatemala. El domingo por la tarde, de acuerdo con las deposiciones de los familiares de los internos que estaban visitando la prisión, los guardias forzaron a las personas a salir, hombres desconocidos armados ingresaron a la prisión y se escuchó el sonido de disparos. Los cuatro policÃas fueron encontrados muertos a tiros en su celda.
âEllos les dijeron [a los visitantes] que tenÃan que salir porque iba a haber una revista y ellos empezaron a echar a los visitantesâ, dijo la madre de un preso, cuya nuera la llamó del lado de fuera de la prisión. âCuando ellos entraron, vieron que hombres armados entraban a la prisión. De ahÃ, cuando todos estaban afuera, ellos escucharon varios disparosâ, dijo ella.
âLo que se ha tratado de hacer es cerrarle la boca a estos sujetos para que no involucraran a otras estructuras similares", les dijo el jefe Ãvila a los reporteros. Los policÃas muertos fueron las vÃctimas de âpistoleros de la policÃaâ, añadió. âEs obvio que las personas que cometieron los homicidios (dentro del penal) tienen un nivel de influencia al interior de las estructuras policiales, o estructuras penitenciarias o estructuras del Estadoâ, dijo Ãvila.
Otto Pérez Molina, ex director de la inteligencia militar guatemalteca, seguÃa lÃneas semejantes de pensamiento. âA estos cuatro (policÃas) los mataron porque sabÃan mucho de las ilegalidades dentro de la policÃa nacional civil y podrÃan involucrar a las autoridadesâ. De acuerdo con Pérez Molina, por lo menos dos escuadrones de la muerte están operando dentro de las agencias guatemaltecas de la policÃa. âEstos grupos están operando con la complicidad de las autoridadesâ, dijo.
El domingo, las autoridades de la prisión intentaron oscurecer las circunstancias de los ajusticiamientos al intentar relacionarlos con un motÃn en la prisión en aquel mismo dÃa de los miembros de La Mara Salvatrucha, la pandilla centroamericana. Pero los integrantes de la Salvatrucha que llamaron a la prensa desde adentro de la prisión dijeron que ellos realizaron el motÃn después de las matanzas por miedo de que les inculparan por las muertes de los oficiales.
Aunque las muertes de los cuatro policÃas presos signifiquen que la verdadera razón por detrás de las matanzas de los polÃticos salvadoreños puede no ser conocida nunca, los dos grupos de asesinatos están planteando indagaciones que pueden llevar al fin a una revelación del lado oscuro y feo del crimen organizado y de la represión a las drogas centroamericanos.
Add new comment