El miércoles por la noche, la Cámara de los Diputados rechazó la enmienda Hinchey-Rohrabacher a la ley de presupuestos para Justicia-Comercio-Ciencia. La enmienda habrÃa prohibido el Ministerio de Justicia de usar fondos federales para visar a pacientes y proveedores de marihuana medicinal en los 12 estados en que ella es legal actualmente.
La votación ocurrió tras un debate enérgico en el pleno de la Cámara. El diputado Steve Cohen (D-TN) relató una historia emotiva sobre un amigo Ãntimo, un SEAL (Sea, Air and Land forces, sigla en inglés) de la Marina de los EE.UU., que murió de cáncer pancreático, pero que consumió marihuana medicinal en sus meses finales para aliviar su sufrimiento. (El jueves, el diputado Cohen distribuyó un correo-e que llevaba a un ejemplar de su discurso en YouTube.)
El diputado Dana Rohrabacher (R-CA), coponente de la enmienda, tocó en el mismo asunto al hablar de las muertes de su madre y hermano a causa del cáncer. âSi la marihuana les hubiera ayudado, habrÃa sido algo horrible pensar que los agentes federales habrÃan venido e interferido en eso, si su médico les hubiera recomendadoâ, dijo.
Pero el diputado Dave Weldon (R-FL) dijo que la marihuana medicinal no pasaba de pretexto para los marihuaneros. âLa mayorÃa de las personas que quiere consumirla quiere colocarseâ, dijo. Weldon también hizo la afirmación falsa y ultrajante de que la marihuana âsà causa el cáncer. Lo he vistoâ.
El diputado David McNerney (D-CA), un novato y el único miembro de la delegación congresal de la BahÃa de San Francisco a votar contra la medida, relacionó la marihuana medicinal con la guerra general contra las drogas. âEnfrentamos una crisis de drogas con la metanfetamina y demás consumo de drogas en alza. Hasta que logremos lidiar con el consumo de drogas lisiante en nuestra sociedad, no puedo apoyar el relajamiento de las polÃticas de drogas actualesâ, dijo McNerney en una declaración después de la votación. âHe conversado con muchos oficiales de la ley preocupados por el efecto del consumo de drogas sobre nuestras comunidades, particularmente en la Comarca de San JoaquÃn. El problema es realâ.
La votación tuvo un resultado de 165 a 262, el âsÃâ más grande en los cinco años en que la enmienda ha sido propuesta. Ciento cincuenta demócratas y 15 republicanos votaron a favor de la medida, mientras que 79 demócratas y 183 republicanos votaron contra ella.
Aunque los partidarios no esperaran vencer este año, habÃan esperado ganar 15 ó 20 votos con relación a los 164 votos âsÃâ del año pasado. En vez de eso, lo ganado fue de decepcionantes dos.
El coponente de la enmienda, el diputado Maurice Hinchey (D-NY), aunque decepcionado con sus colegas, dijo que fue âincentivadoâ por la votación. âPara mÃ, es inconcebible que el gobierno federal busque no sólo negar, sino arrestar y procesar, a pacientes de marihuana medicinal que están consumiendo la droga conforme a la ley estadual para aliviar los dolores y la náusea asociadas con enfermedades debilitantes como el cáncer, el SIDA y la esclerosis múltipleâ, dijo Hinchey poco después de la votación. âLo que intentamos hacer esta noche en el pleno de la Cámara fue proteger a esos pacientes y sus médicos contra las labores injustas y deshumanas del gobierno federal para negarles el remedio que necesitan. Estoy satisfecho que la enmienda pro marihuana medicinal recibiera un nivel plusmarquista de apoyo en la Cámara y eso ayudará a construir sobre este nuevo nivel de apoyo el próximo añoâ.
âSeguimos progresando, pero estamos decepcionados que, con la DEA aterrorizando a pacientes californianos aun mientras la Cámara debatÃa, el Congreso escogió no tomar ninguna providenciaâ, dijo Rob Kampia, director ejecutivo del Marijuana Policy Project (MPP, sigla en inglés). âNuevos estudios siguen demostrando los beneficios médicos de la marihuana y el apoyo del público es abrumador, pero parece que a muchos en el Congreso no les importa cuántos pacientes sufrenâ.
TÃpicamente, las encuestas de opinión sitúan el apoyo nacional a la marihuana medicinal en la casa de los 70% a 80%.
Como el número de votos âsÃâ está casi estático, algunos reformadores de las polÃticas de drogas frustrados con el desacuerdo entre Congreso y opinión pública sobre la cuestión están preguntándose si no hay otra manera. âNo sé si intentar cortar la financiación de las fuerzas de seguridad es el abordaje correctoâ, dijo Dale Gieringer, quien, como director de la NORML California (sigla en inglés), está directamente en el fuego cruzado o por lo menos en las cercanÃas. âSi queremos cambiar la ley sobre la marihuana medicinal, deberÃamos cambiar la ley. Pero, lo que estoy escuchando del Congreso es que los congresistas están esperando un nuevo gobierno para mostrar un poco de liderazgoâ.
âVamos a pensar en serio sobre qué hacer a continuaciónâ, dijo Bruce Mirken, director de comunicación del MPP. âCreÃamos de veras que nos saldrÃamos mejor. Pese a que el público lo apoye, muchos congresistas lo tratan como si fuera radioactivoâ, dijo.
âLa cuestión es la siguiente: ¿Está bien este vehÃculo legislativo? En caso afirmativo, hay algo que no estamos percibiendoâ, meditó Mirken. â¿Hay una manera más eficaz de concienciar a los congresistas sobre cómo la gente se siente en sus distritos? ¿Hay una manera de aumentar la presión sobre el Congreso? Tenemos hartas preguntas, pero no podemos fingir que tenemos las respuestas en este momentoâ.
Para Al Byrne, vocero del grupo de apoyo a la marihuana medicinal Patients Out of Time, la respuesta es âsÃâ, hay una manera más eficiente y consiste en que los activistas se hagan a aun lado y dejen que la comunidad de la medicina tome la delantera. âHasta que esta entidad de organizaciones reformadoras pueda reagruparse y comprender que es tanto nuestro comportamiento colectivo como el de nuestros oponentes que ejercen influencia sobre los medios, no haremos progreso significativoâ, discutió. âManden la LEAP, el MPP, la DPA y la NORML otra vez para representar una cuestión médica y todo lo que recibiremos es lo mismo del Congreso y de los medios. Necesitamos elevar la discusión dejando que los médicos y las enfermeras, quienes realmente saben de lo que hablan, hablen. Entonces podemos hallar un resultado diferenteâ, dijo.
âDefinitivamente, necesitamos más médicos y cientÃficos concienciando a la genteâ, dijo el director de asuntos nacionales y cabildero en Washington de la DPA, Bill Piper. âEstá claro que algunos congresistas y sus empleados necesitan ser concienciados, pero hay muchos que simpatizan, pero tienen miedo, entonces no es sólo una cuestión de conciencia, sino también de cambiar la cultura polÃtica en una ciudad ârigorosa con la criminalidadâ. Necesitamos un abordaje multifacético que combine concienciación, cabildeo y trabajo de baseâ.
Este año, los defensores de la enmienda empezaron mal, dijo Piper. âPerdimos a cerca de doce congresistas que votaron a favor de ella el año pasado, pero que ya no están en el cargoâ, observó. âTambién hay dos distritos liberales con vacantes y Nancy Pelosi no votó como Presidenta de la Cámara, entonces empezamos con menos 15. Lo sorprendente y decepcionante es que este año perdimos a nueve demócratas que votaron a favor el año pasadoâ.
La clase congresal de 2006, los sedicentes Nuevos Demócratas, también fue una desilusión, dijo Piper. âSólo logramos mitad de ellos. Muchos de ellos son de distritos que eran republicanos antes y eso puede haberlos intimidadoâ, dijo.
Con todo, dijo Piper, repensar la utilidad de la Hinchey vale la pena. âHemos ganado 20 votos en cinco años y la verdad es que no queremos esperar otros cinco añosâ, dijo. âAl fin, el objetivo de largo plazo es cambiar la ley. Vale la pena repensar lo que estamos haciendo, pero, al fin, un proyecto de ley no va a llegar a ningún lugar sin apoyo polÃticoâ.
Es cierto, dijo Paul Armentano, analista sénior de polÃticas de la NORML. âEntiendo la frustración de la gente con que esto siga no logrando aprobaciónâ, dijo. âPero también percibo que si los congresistas no están dispuestos a dar este pequeño paso, probablemente no apoyarán medidas aún más abarcadoras. Esta votación muestra que el Congreso aún es cobarde en estas cuestiones; pensar que ya es hora de la reforma general en las polÃticas de drogas es casi como hacerse ilusionesâ.
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