Aunque una nueva encuesta muestre que la mayorÃa de los canadienses adultos es a favor de legalizar la marihuana y un sondeo de las Naciones Unidas demuestre que Canadá es uno de los paÃses más marihuaneros del planeta, los arrestos por marihuana al norte están en alza. La mayorÃa de los observadores atribuye el incremento en los arrestos por marihuana a las fuerzas policÃacas que ya no están más desanimadas por la perspectiva de despenalización inminente, como parecÃa suceder bajo el ex gobierno liberal.
En una encuesta Angus Reid realizada a mediados de junio, 55% de los entrevistados dijeron que la marihuana deberÃa ser legalizada. Aunque el gobierno conservador del primer ministro Steven Harper haya rechazado la propuesta de despenalización de la marihuana presentada por los liberales cuando ellos estaban en el poder, sólo 38% estuvieron de acuerdo con esa polÃtica y 52% dieron su apoyo a la propuesta liberal que nunca fue promulgada.
(La encuesta también descubrió que hay poco apoyo a la legalización de cualesquiera otras drogas, con 9%, 8% y 7% a favor de la legalización de la heroÃna, cocaÃna y metanfetamina, respectivamente. Y aunque sorpresivos 71% favorecieran las sentencias mÃnimas obligatorias de prisión para grandes cultivadores de marihuana y narcotraficantes, sólo 37% eran a favor de eliminar los programas de reducción de daños como los cambios de jeringas y los locales de inyección segura.)
Esta semana, los periódicos canadienses publicaron una avalancha de artÃculos basados en el Informe Mundial sobre las Drogas de 2007 de la Oficina de la ONU Contra las Drogas y el Delito resaltando los altos niveles de consumo de marihuana en Canadá. De acuerdo con el informe de la ONU, los canadienses fuman cuatro veces más marihuana que el resto del mundo, y, ya que 16,8% de los adultos informan haberla consumido un año antes, Canadá tiene el quinto Ãndice más alto de consumo, detrás solamente de Zambia (17,7% en 2003), Ghana (21,5% en 1998) y Papúa Nueva Guinea y Micronesia, que resultaron empatadas en el primer puesto con 29% cada en 1995.
El informe inspiró el National Post a pedir un cambio en las leyes sobre la marihuana del paÃs en un editorial del miércoles francamente intitulado âLegalizing Pot Makes Senseâ [Legalizar la marihuana hace sentido]. Tras observar que si Canadá tuviera Ãndices de consumo de alcohol y tabaco cuatro veces superiores al promedio mundial, los resultados serÃan crudamente aparentes en los datos de enfermedad y mortalidad, se preguntó el Post:
â¿Pero dónde está la âhuellaâ de salud de nuestro amor a la hierba? Quizá esté escondida en nuestras estadÃsticas de productividad en el trabajo; seguramente, no parece tener ningún impacto ni sobre nuestra expectativa de vida ni sobre otros resultados sanitarios mensurables. A pesar de los Ãndices aparentes de consumo desalentadoramente altos y a pesar de los riesgos de adulteración e intensificación que pueden ser esperados del estatus ilegal del cannabis, parecemos no estar haciéndonos ningún gran daño a partir de un largo experimento en la relativa tolerancia de la hierba.
âÃste es un dato revelador a favor del punto de vista de que la marihuana es fundamentalmente inocua cuando comparada con las drogas âhistóricasâ de abuso que gozan de amplia aceptación social y legal y un golpe contra aquellos que sostienen que es una âdroga inicialâ para drogas más duras, visto que no hay nada en los datos de la ONU sobre esas drogas que sugiera que estemos iniciándonos en números particularmente grandes. Aparte de las consideraciones omnipresentes de comercio y turismo resultantes de ser un vecino de los EE.UU., parece que eso dejarÃa poquÃsimos motivos para haber un impedimento lógico contra la despenalizaciónâ.
Pero a pesar de los puntos de vista del Post y de numerosas comisiones y paneles parlamentarios, bajo el gobierno Harper, Canadá no va a tomar esa dirección. En vez de eso, la Canadian Press informó el martes que los arrestos por tenencia de marihuana habÃan saltado entre 20% y 50% en varias grandes ciudades canadienses el año pasado. Consecuentemente, ahora miles de canadienses tienen antecedentes criminales por un delito que pocos años atrás estaba a punto de ser extinto.
âTodos estaban esperando lo que iba a pasar... No habrÃa más atascos en el sistema judicial con ese proyecto de despenalización allÃ. Cuando fue derrotado, dirÃa que sucedió lo de siempreâ, le dijo Terry McLaren, presidente de la Asociación de Jefes de PolicÃa de Ontario, a The Canadian Press.
âPueden acusar a más personas, pero no están cohibiendo a los jóvenes, no están invirtiendo fondos ni en la concienciación ni en la prevención. Los (conservadores) tienen una polÃtica muy regresista que está conforme con lo que los EE.UU. están haciendo en su supuesta guerra contra las drogas â lo que es un fracaso totalâ, observó la parlamentaria del Nuevo Partido Demócrata, Libby Davies.
Otro reformador de las polÃticas de drogas, el abogado y profesor de criminologÃa, Eugene Oscapella de la Canadian Foundation for Drug Policy señaló que la regulación y la concienciación respecto de la salud pública han obtenido éxito en reducir el consumo de tabaco y alcohol donde la prohibición ha fracasado. âAl adentrar el siglo XXI, deberÃamos ser más sensatos que darle una paliza de derecho penal al consumo de esta drogaâ, dijo. âNo funciona, no ha funcionado, no hay perspectiva de que funcione un dÃa. Con todo, seguimos haciéndoloâ.
Y Canadá seguirá haciéndolo con tanto que los conservadores estén en el poder. Pero aun un cambio en el gobierno no quiere decir que habrá una reforma considerable en la legislación sobre la marihuana en Canadá. En el gobierno liberal anterior, pese a que todos los partidos, excepto los conservadores, apoyaran la propuesta de despenalización, el gobierno no la llevó a votación. De alguna manera, la mayorÃa de los canadienses que favorece la legalización necesita traducir ese apoyo en acción polÃtica.
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