En su demostración más grande de números hasta ahora, el movimiento pro reforma de las polÃticas de drogas se reunió en Nueva Orleáns el fin de semana pasado para la Conferencia Internacional sobre la Reforma de las PolÃticas de Drogas de 2007. Más de 1.200 activistas, reduccionistas de daños, proveedores de tratamiento, consumidores de drogas, profesionales de la ley y funcionarios del gobierno se encontraron en esta ciudad devastada hace poco más de dos años por el Huracán Katrina para escuchar a oradores y mesas redondas, codearse en los vestÃbulos y experimentar la realidad de la Nueva Orleáns post-Katrina. Los panelistas y frecuentadores llegaron a Nueva Orleáns de todos los Estados Unidos, Canadá, los PaÃses Bajos, Polonia, Colombia, Bolivia, Argentina, México, HungrÃa, Brasil, Finlandia, Suecia y el Reino Unido.
La guerra contra las drogas se trata de raza, dijo Nadelmann. âTodo esto se trata de raza â no, en gran parte se trata de razaâ, dijo. âSabemos quien, en la mayor parte de los casos, está siendo arrestado, golpeado y condenado. Si la gente entre rejas no fuera negra o morena, sino blanca, esta polÃtica cambiarÃa asà que asÃâ, dijo, chasqueando sus dedos.
Los comentarios de Nadelmann fueron hechos en la mañana de abertura de la conferencia de tres dÃas presentada por la Drug Policy Alliance y copresentada por el Students for Sensible Drug Policy, el Marijuana Policy Project, la Law Enforcement Against Prohibition, la Unión Estadounidense de las Libertades Civiles, la Harm Reduction Coalition y la Criminal Justice Policy Foundation.
Antonio Maria Costa, director de la Oficina de la ONU Contra la Droga y el Delito también hizo un discurso el dÃa de inauguración de la conferencia, en el que le decÃa a un público bullicioso y a veces combativo de reformadores de las polÃticas de drogas que, aunque un mundo libre de las drogas probablemente no sea alcanzable, es casi seguro que sea deseable y que iba a seguir trabajando hacia esa meta. Costa fue más criticado en una sesión de preguntas y respuestas inmediatamente después de su discurso.
La selección de Nueva Orleáns para la conferencia de este año fue especialmente adecuada, dado el énfasis de la conferencia en aumentar la diversidad racial dentro del movimiento y la reputación hortera de la ciudad cuando se trata de justicia penal y polÃticas de drogas. Además de asistir a los actos de la conferencia, cientos de frecuentadores viajaron al 9º Distrito, parecido con una ciudad fantasma, para ver en primera mano la devastación de la tormenta y la falta igualmente devastadora de reconstrucción en la región. Docenas más asistieron a sesiones dedicadas a la familiarización con cuestiones relacionadas con la reforma de las polÃticas de drogas en Nueva Orleáns y a la reunión con activistas y funcionarios de la ciudad.
Los infractores de la legislación antidroga son encarcelados a uno de los Ãndices más altos en el paÃs en Nueva Orleáns, dijeron los oradores. Hay mucha pobreza, las opciones de tratamiento son limitadas, el sistema de justicia está en una crisis post-Katrina (como si estuviera en buena forma antes de la tempestad), con todo, la guerra a las drogas sigue llegando. âEl sistema de justicia penal en Nueva Orleáns siempre estuvo en una situación triste, pero siempre fue muy bueno en apuntar un alto número de arrestosâ, dijo Bruce Johnson del National Development Research Institute, quien está trabajando en un análisis de los mercados de drogas post-Katrina.
âHemos sido conocidos durante largo tiempo por tener la peor y más corrupta policÃa en los Estados Unidosâ, dijo Morris Henderson, organizador de Safe Streets, Strong Communities, un grupo comunitario municipal. âNuestra policÃa está haciendo de 900 a 1.000 arrestos por semana, pero 85% de ellos son de gente presa por tenencia de pertrechos o de marihuana o por tener dos piedras de crackâ, dijo. âNuestro sistema ha sido abrumado por este abordaje y ahora tenemos una oportunidad singular de cambiar el armazón en esta ciudad. Estamos cansados de ser los últimos en lo que todos los demás quieren ser los primeros. Hemos estado trabando esta guerra a las drogas injusta durante 40 años y es tiempo de hacer algo sensatoâ.
La conferencia también atrajo a por lo menos una candidata de la ciudad al Congreso, la demócrata Gilda Reed, quien contiende para reemplazar al diputado republicano Bobby Jindal, el cual desocupó el escaño para volverse gobernador de Luisiana. âHay tantas cosas pasando aquÃâ, dijo ella en el vestÃbulo del Hotel Astor Crowne Plaza en la Calle Canal. âLa verdad es que es bien asombrosoâ, dijo ella después de encontrarse con reformadores de las polÃticas de drogas de alto nivel y ser oyente en las sesiones del viernes por la tarde.
A lo largo de la conferencia de tres dÃas, los frecuentadores fueron recibidos por un abanico vertiginoso de paneles, discursos, mesas redondas y talleres acerca de casi todos los aspectos concebibles de las polÃticas y de la prohibición de las drogas. Apenas el viernes por la mañana, los frecuentadores de la conferencia tuvieron que escoger entre âQuién más deberÃa ser desviado de la prisiónâ, âPrescribiendo heroÃnaâ, âLa marihuana y la salud: Riesgos y beneficiosâ, âMás allá de la tolerancia cero: Experiméntala tú mismoâ, âEntendiendo e impidiendo la intoxicación con opiáceos: Una perspectiva nacionalâ y âGanando Ãmpetu en el Congresoâ antes de reunirse para una sesión plenaria sobre âEstados Unidos negros: El debate adentroâ. (Vide la página web de la conferencia para un listado completo de paneles, todos los cuales ya están a la venta en audio.)
Aunque el movimiento de reforma de las polÃticas de drogas haya sido criticado (y se haya criticado a sà mismo) hace mucho por ser abrumadoramente blanco, este año los organizadores se tomaron la molestia de volver la raza y la guerra a las drogas una cuestión central y parece que eso causó impacto. El número de rostros no blancos en el público, aunque fuera una minorÃa distinta, era perceptiblemente más grande que el de cualquier otra conferencia nacional sobre la reforma de las polÃticas de drogas.
Durante la sesión plenaria del viernes, entre otras, el movimiento hizo cara a la cuestión de la raza de frente. âNunca hemos tratado efectivamente de la cuestión del racismo como deberÃamosâ, dijo el reverendo Edwin Sanders, destacada voz clerical negra en pro de la reforma de las polÃticas de drogas. âAcá en la familia reformadora de las polÃticas de drogas, necesitamos conversar un poco en serio sobre esta cuestión. A veces, uno no se da cuenta la dinámica del poder y del elitismoâ.
âDesde el principio, trabar la guerra contra las drogas ha tratado de dos grandes principios: el de la autonomÃa personal y la libertad y el de la equidad racial y la justiciaâ, dijo Ira Glasser, ex director ejecutivo de la ACLU (por la sigla en inglés). âLa guerra contra las drogas viola esos principios de manera flagrante. Desde el principio, esta guerra fue motivada por la raza. La única prohibición que ya fue revocada fue la ley seca, la droga favorita de la mayorÃa blancaâ, señaló Glasser. Tras la estela del fin de la segregación formal, âla guerra contra las drogas se ha vuelto un sistema de sustitución de la subyugación de los ciudadanos negrosâ, agregó.
¿Dónde están las grandes organizaciones de los derechos civiles?, preguntó Nadelmann. âSi hubiesen venido, verÃan lo que es posible y qué tipo de bases tienen de veras. Es que hay energÃa, empuje y pasión tremendos aquÃâ, dijo. âLa gente siente el sufrimiento en sus comunidades y reconocen que la reforma de las polÃticas de drogas es una de las principales maneras de realizar el cambio de lo que está presenciando y experimentandoâ.
En general, para los Estados Unidos negros y la generación hip-hop en particular, el activismo reformador de las polÃticas de drogas es apenas parte de una lucha más grande, dijo el Dr. James Peterson, profesor de lengua inglesa en la Universidad Bucknell y académico del hip-hop. âEn general, las polÃticas de drogas y las drogas hacen parte de una serie interconectada de desafÃos para ellosâ, dijo. âPrimero, hay el sector de las prisiones y polÃticas agresivas de la justicia. Pensamos en el sobreencarcelamiento en general como si fuera el problema más grande. Segundo, si se considera en lo que el crack les hizo a las comunidades de barrios deprimidos, es difÃcil pensar en la reforma de las polÃticas de drogas en lugar de la destrucción de ciertas drogas ilegales en sus comunidades. Tercero, las pandillas y la violencia relacionada con ellas, otra vez relacionadas con las drogas, pero vistas más como un problema. Cuarto, la proliferación de las armas en generalâ, dijo Peterson.
Y asà empieza a moverse la conversación hace mucho necesaria sobre raza y racismo dentro del movimiento. Si algo sale de estas conversas sobre raza en Nueva Orleáns, ése será el logro más grande de la conferencia de 2007.
[Nota del editor: Ningún artÃculo puede resumir con precisión lo que pasó en la conferencia. Espere la aparición de más artÃculos de la Crónica de la Guerra Contra las Drogas con base en lo que nos enteramos en la conferencia en las próximas semanas. Pulse aquà para enlaces a más cobertura.]
Add new comment