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Reportaje: La Conferencia Internacional Sobre la Reforma de las Políticas de Drogas de 2007 – el Sr. Costa se encuentra con la oposición

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El jueves en Nueva Orleáns, la Conferencia Internacional Sobre la Reforma de las Políticas de Drogas de 2007 empezó con un estallido cuando Antonio Maria Costa, director de la Oficina de la ONU Contra la Droga y el Delito, le dijo a un público bullicioso y a veces combativo de reformadores de las políticas de drogas que aunque un mundo libre de las drogas probablemente no sea alcanzable, es casi seguramente deseable, y que iba a seguir trabajando hacia esa meta.

Antonio Maria Costa (por cortesía de DrugWarRant.com
Costa, quien como director del ONUDD es el principal animador del régimen global de la prohibición de las drogas y jefe de reprensión de los gobiernos que el ONUDD crea que no están haciendo esfuerzos suficientes en la guerra contra las drogas, es el personaje de puesto más alto en la lucha contra la droga que ya discursó en una conferencia sobre la reforma de las políticas de drogas. Pero, aunque su asistencia pueda marcar el comienzo de un diálogo general respecto de las políticas de drogas globales, en varios puntos el jueves se pareció más con un diálogo de sordos.

Sus comentarios fueron hechos en la mañana de apertura de la conferencia de tres días ofrecida por la Drug Policy Alliance y copresentada por el Students for Sensible Drug Policy, el Marijuana Policy Project, la Law Enforcement Against Prohibition, la Unión Estadounidense de las Libertades Civiles, la Harm Reduction Coalition y la Criminal Justice Policy Foundation. Con más de mil participantes, la conferencia conjunta de 2007 es la más grande sobre la reforma de las políticas de drogas de todos los tiempos.

“Un mundo libre de las drogas no es un eslogan que empleo”, le dijo Costa al público de la mañana de apertura. “Es una aspiración, no un blanco operacional, así como se aspira a eliminar la pobreza o el hambre o la enfermedad”.

Aunque Costa rechazara llanamente la legalización de las drogas, él también dio a entender que la imposición de la ley antidroga no era la “solución” final para el consumo y el tráfico de drogas. Aun si todas las drogas producidas alrededor del mundo pudieran ser erradicadas, dijo, serían plantadas otra vez el año siguiente – y si los labradores en Colombia o Afganistán no quisieran plantarlas, los labradores en otra parte lo harían. “Aunque la represión legal sea necesaria, no es suficiente”, le dijo él al público.

La respuesta, argumentó Costa, no está en el lado de la oferta, sino en el de la demanda. “Disminuir la demanda es la condición necesaria para volver las políticas de drogas realistas y sostenibles”, dijo, agregando que eso podía ser logrado por “la prevención, la reducción de daños y el tratamiento combinados con programas abarcadores de sanidad”.

Luego, el alto burócrata antidroga global se encargó del tema de la legalización. “Algunos dicen que el consumo de drogas es una opción personal y que no le importa a más nadie”, dijo, mientras la sala estallaba con aplausos sostenidos. Sin embargo, el recinto se calló rápidamente mientras Costa proseguía: “Veo algunos problemas en esto. Primero, ésta es una cuestión de sanidad. La toxicomanía es una enfermedad que afecta al cerebro, provocada por la vulnerabilidad individual”, sugirió, mientras silbidos y abucheos dispersos irrumpían.

Costa siguió valientemente adelante con: “Las drogas no son peligrosas porque son ilegales, son ilegales porque son peligrosas”, apenas para sufrir un crescendo de abucheos.

Costa también abordó al argumento de que la prohibición de las drogas crea la violencia, apenas oblicuamente. “Ustedes dicen que la prohibición crea la violencia y la criminalidad al crear un mercado negro lucrativo, entonces hay que legalizar las drogas para derrotar al crimen organizado. Estoy de acuerdo con ustedes, pero este argumento no es apenas económico”, sostuvo. “La legalización va a aumentar el daño causado a individuos y sociedad”.

Para Costa, no hay usuarios de drogas, sólo “adictos” que necesitan de ayuda. “¿Por qué tenemos estos debates ideológicos acerca de la drogadicción?” reclamó. “La gente no está dividida respecto a tratar la tuberculosis o el SIDA”.

Teniendo el cuidado de mencionar varias veces que apoyaba tanto la reducción de daños como la prevención y el tratamiento, Costa convocó al público a sumarse a él como “extremista del centro” en una tentativa de destruir la demanda de drogas. “Todos nosotros queremos ayudar a los agricultores y los drogadictos y reducir la criminalidad y la violencia”, dijo. “Agreguemos a este terreno común para construir un mundo más seguro y saludable”.

Las opiniones de Costa no pasaron incontestadas. Él fue inmediatamente sucedido en la tarima por Kasia Malinowska-Sempruch, directora del programa de Desarrollo Internacional de la Reducción de Daños en el Open Society Institute, quien revisó una letanía de represión contra los consumidores de drogas: desde Rusia, donde a menudo la policía los impide acceder a la asistencia sanitaria; a China, donde la policía aguarda fuera de los cambios de jeringas y arresta a la gente que sale; a Tailandia, donde las autoridades mataron a miles de usuarios de drogas sospechosos en 2003; a India, donde echar consumidores a jaulas hace las veces de tratamiento de la drogodependencia; y a Kazajistán, donde las usuarias son sometidas a revistas corporales y forzadas a tomar parte en actos sexuales para recuperar sus drogas incautadas.

“Cuando se echa un vistazo al informe de la ONUDD sobre el tratamiento de la drogodependencia en India”, señaló, “aquellas personas en las jaulas van a ser contadas. No hay estándares para lo que es tratamiento de la drogodependencia; las cifras son informadas por ellos mismos”.

Costa tuvo una reacción aún más hostil en una sesión de preguntas y respuestas durante el almuerzo inmediatamente después de la presentación. Mientras los frecuentadores ansiosos por ver el intercambio apiñaban el espacio más allá de la capacidad, una serie de reformadores y académicos de las políticas de drogas apuntó al director de la ONUDD y a sus argumentos.

“Esta apertura es saludable”, dijo el sociólogo de la Universidad de California, Santa Cruz, Craig Reinarman, que elogió a Costa por su fortaleza en venir a la conferencia y su encanto en defender su postura. “Si uno está equivocado en la mayor parte de los argumentos, ser encantador ayuda”, fue el cuestionamiento hecho por Reinarman a Costa a su prescripción de tratar con los usuarios de drogas al someterlos al tratamiento de la drogodependencia. “Estamos de acuerdo en ofrecer tratamiento a todos que lo quieran, pero la gran mayoría de las personas que consume drogas ilícitas no deviene adictos que necesitan tratamiento. La idea de tratar a la gente que no está enferma va en contra de todo lo que sé sobre la medicina”, dijo Reinarman.

Él también atacó la afirmación de Costa de que reducir la oferta disminuiría la demanda y los problemas que acompañan el consumo de drogas. “La oferta de drogas no está correlacionada con los problemas de la droga”, dijo, citando el caso de Holanda. “Ella está rodeada por países con políticas prohibicionistas mucho más restrictivas que también tienen datos más altos de consumo, adicción, muertes por sobredosis y cosas afines. La idea de que hay una correlación entre políticas de drogas represivas y niveles de consumo simplemente no es corroborada por los hechos”.

Costa no le contestó directamente a Reinarman, desviando la observación al afirmar que los Países Bajos habían “envenenado a Europa” con las anfetaminas producidas allí, probablemente una alusión aún menos apta a la producción holandesa de éxtasis, lo que en la jerga de la ONU es un “estimulante del tipo anfetamina”.

John Gilmore, el rico libertariano de San Francisco, reprobó a Costa por hablar de tratamiento mientras seguía aprobando la represión del consumo de drogas. “No enjuiciamos a diabéticos”, señaló. Costa no contestó.

“La mayor parte de lo que usted dijo va en contra de la realidad”, reprendió Pat O’Hare, director ejecutivo de la Asociación Internacional de Reducción de Daños, que se sintió especialmente ofendido con el pedido reiterado de Costa de afrontar el problema a través de la reducción de la demanda. “No sabemos cómo reducir la demanda”, dijo sin rodeos. “Quiero regularización; ahorita, casi no tenemos control. Estoy preparado para aceptar un poco más de consumo de drogas, pero muchísimo menos daño”.

Como antes, Costa no contestó directamente, pese a que se molestara cada vez más. En respuesta a una pregunta sobre la marihuana medicinal, él casi se burló: “No creo en comprar porros”, dijo. “No hay que lamer moho para conseguir penicilina”, dijo, obteniendo rezongos y abucheos del público.

A las acusaciones de que el régimen global de la prohibición que él anima está financiando el terrorismo y la violencia política alrededor del mundo, Costa estuvo de acuerdo que, de hecho, grupos como las FARC en Colombia y el Talibán en Afganistán estaban sacando provecho del narcotráfico del mercado negro. “La mejor respuesta es parar de comprarlas”, fue la solución que él profirió, una respuesta que ocasionó risas y abucheos.

Y con eso, el principal luchador antidroga de la ONU se fue a coger un avión para Nueva York mientras los frecuentadores de la conferencia respiraban fondo y se rascaban sus cabezas colectivamente. Falta ver si Costa fue persuadido a ver los errores de sus métodos, y, dado su desempeño el jueves, eso no parece probable. Pero el hecho de que el principal luchador antidroga del mundo sintiera necesario entrar en el cubil del león y tragarse el orgullo da a entender que el movimiento está progresando. Como una vez dijo el Mahatma Gandhi, aquel viejo agitador: “Primero te ignoran. Luego se ríen de ti. Después te atacan. Entonces ganas”.

[Nota del editor: La conferencia en Nueva Orleáns sigue hasta el sábado. Busque más informes en la Crónica la semana que viene y algunas entradas en la bitácora mientras tanto.]

Visite http://www.drugwarrant.com para bastante blogueo desde la conferencia y chequee http://stopthedrugwar.org también.

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