La Nación Cannábica estuvo en marcha en Seattle el fin de semana pasado. Según las estimativas, 150.000 personas aparecieron el sábado y el domingo en el Parque Myrtle Edwards en Elliott Bay, que queda al norte del centro de la ciudad, para celebrar el 16º Festival del Cáñamo de Seattle anual y pedir la legalización de la marihuana. Elogiado por los organizadores como el mitin de protesta más grande de la reforma de las polÃticas de drogas del mundo o, como dicen ellos, âprotestivalâ, el Festival del Cáñamo estuvo a la altura de la fama que lo antecede.
Unas 60 bandas que iban del rock y del reggae al hip-hop y al punk y también una tienda que emitÃa música tecno sirvieron de banda sonora. Entre los más destacados estaban el veterano del reggae, Pato Banton, cuya "I Do Not Sniff the Coke (I Only Smoke Sinsemilla)" evocó bramidos de aprobación, y los sostenes del Festival del Cáñamo, The Herbivores, cuya âLosing Battleâ (âPueden reducirnos a todos a prisión, pero ustedes nunca podrán vencer la luchaâ) podÃa ser muy bien el himno del Festival.
Entre los observadores - ¡ah!, qué glorioso desfile de punks, góticos, hippies envejecidos, hippies jóvenes, madres suburbanas con cochecitos, hadas de la marihuana de Oregón, hombres de falda y los simplemente indescriptibles -, la música, la compra de pipas y la tentativa de moverse entre las masas, era fácil perder el mensaje polÃtico serio detrás del evento, pero los organizadores hicieron todo lo posible para asegurar que aun el marihuanero más apolÃtico recibiera una dosis salubre del mensaje reformador.
âEl Festival del Cáñamo se trata de promover la libertad de opción y los derechos humanosâ, dijo el principal organizador, el ubicuo e infatigable Vivian McPeak, del Escenario Central durante uno de sus miniarengas entre las presentaciones. âLos adultos responsables y honestos no deben ser presos por delitos de marihuanaâ, recordó al público.
McPeak era apenas la voz más visible (y audible) del Festival. Como esfuerzo integrado exclusivamente por voluntarios que involucra a cientos de personas, el Festival del Cáñamo es un testamento del poder de la organización comunitaria.
El domingo por la tarde, Rick Steves, el escritor de libros de viaje y presentador de un programa de viajes en la televisión, se dirigió a una enorme multitud desde el Escenario Central. Como justo habÃa regresado de Europa, Steves le dijo a la muchedumbre que los europeos no consideran la marihuana algo importante y los estadounidenses también no deberÃan. Steves citó la Declaración de la Independencia de los EE.UU., con su pedido de vida, libertad y la busca de la felicidad. âCreo que de eso se tratan los Estados Unidosâ, dijo.
La apasionada Debby Goldsberry de la Cannabis Action Network conmovió a la muchedumbre con su relato del asedio a los dispensarios de marihuana medicinal en California de parte de la DEA, mientras que la paciente federal de marihuana medicinal, Elvie Musika, atrajo aclamaciones y aplausos por defender la hierba con firmeza.
Aunque el público estuviera contento en escuchar a Steves y a otros reformadores que les hablaban de los escenarios entre las bandas, los stands de la reforma de las polÃticas de drogas estaban relativamente quietos. Quizá uno de cien participantes del Festival paraba para conversar sobre polÃtica y quizá uno de cada 500 se molestó en añadir su nombre a los listados electrónicos de la reforma.
Puede ser la marca de la ânormalizaciónâ de la marihuana en la Costa Oeste en general y en Seattle en particular. Después de un comienzo difÃcil con la policÃa en los primeros dÃas del festival en los años 1990, la policÃa y los organizadores han llegado a un acuerdo. Sin lugar a dudas, la sensatez de la ley está vinculada con la experiencia con la reunión pacÃfica, que se ha vuelto una institución de Seattle, pero también se trata de la ley y de las polÃticas públicas en la ciudad. En 2003, los votantes aprobaron una iniciativa que transformaba los delitos adultos por tenencia de marihuana en la menor prioridad de la ley. Con menos de 40 arrestos por tenencia de marihuana en Seattle el año pasado, la policÃa ha seguido claramente a los electores.
Aunque la policÃa de Seattle fuera visible y circulara entre las personas, una polÃtica de no-arresto era bien evidente. Los oficiales a pie o en bicicleta pasaban rutinariamente por grupos de marihuaneros jóvenes sin hacer nada. El miércoles, la policÃa de Seattle le dijo a la Crónica que habÃa habido una suma total de cinco detenciones. âFue un evento pacÃficoâ, dijo el oficial Mark Jamieson, vocero de la comisarÃa. âHubo tres arrestos por crimen y dos arrestos por contravención y algunos frecuentadores fueron acompañados a la salidaâ, dijo.
Uno de los arrestados era un joven que expelió el humo de la marihuana en la cara de un policÃa, una acción que McPeak denunció como âestúpidaâ desde el escenario. Otro era un joven que intentó robarse la cartera de una mujer y fue atrapado por la gente y retenido para la policÃa.
Para el oficial Jamieson y la policÃa de Seattle, el Festival del Cáñamo es más un evento. âEl Festival del Cáñamo es abordado de la misma manera que cualquiera de los cientos de otros eventos realizados en la ciudad anualmenteâ, dijo. âEs un evento permitido y legal que requiere la presencia de los policÃas de Seattle con base en los números de participantes que van todos los añosâ.
Y asà deberÃa ser. De hecho, el Festival de Cáñamo es el âprotestivalâ pro reforma de las polÃticas de drogas más grande del mundo, pero también es â y para la mayorÃa de los frecuentadores, más â una celebración y la normalización de la cultura cannábica con que comulgan. Dados el amplio apoyo comunitario en Seattle y una comisarÃa de policÃa que sabe cómo seguir y liderar a su comunidad, los Estados Unidos sabrán que han alcanzado la âpaz de las drogasâ cuando el abordaje de Seattle sea la norma y no la excepción a eventos parecidos alrededor del paÃs.
Para ver cómo estamos lejos de la paz de las drogas ahora, pregúntese qué podrÃa haber sucedido si el Festival del Cáñamo hubiera sido realizado en su comunidad.
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