La disciplina académica de las relaciones internacionales presta poca atención al control de la criminalidad y la disciplina académica de la justicia penal presta poca atención a la polÃtica internacional, observaron Peter Andreas y Ethan Nadelmann al principio de âPolicing the Globeâ. Eso ha dejado una laguna que ellos han llenado muy bien en su estudio del surgimiento de la cooperación internacional en la vigilancia policÃaca â y adónde podrÃa irse de aquÃ.

Como obra académica, âPolicing the Globeâ, aunque muy legible (diferentemente de alguna prosa académica), probablemente será leÃdo principalmente por investigadores y estudiantes serios de su asunto. Es una pena, pues Andreas y Nadelmann echan luz sobre la evolución del aparato policÃaco internacional cada vez más integrado. Dada la aceleración de esa integración desde los atentados del 11 de septiembre y los avances tecnológicos que nos aproximan cada vez más de una sociedad orwelliana de vigilancia, serÃa mejor que prestáramos alguna atención.
Aunque âPolicing the Globeâ no tenga una jerga académica indescifrable, es denso. Pero también es masticable. Es el tipo de escrita en que se empieza a subrayar las partes importantes de verdad, pero que rápidamente se percibe que hay que cambiar a marquitas rápidas en las márgenes de la página porque sino se va a tener que subrayar la mitad del maldito libro.
El surgimiento de la cooperación internacional en el control de la criminalidad existe a causa del surgimiento de la criminalidad internacional, ¿no es cierto? Parece razonable, pero como explican Andreas y Nadelmann, no es tan sencillo asÃ. En cambio, ha sido un proceso de cientos de años de duración, empezando con los intentos de erradicar la piraterÃa y la esclavitud y pasando a la tentativa de los estados europeos de suprimir a los oponentes polÃticos, la cruzada contra la prostitución internacional, la guerra contra las drogas, y, ahora, la guerra contra el terror.
Y el modelo liberal de una respuesta policÃaca a un problema de la criminalidad lo explica. En verdad, implora por la pregunta: ¿Qué es una actividad criminosa y por qué? Los ejemplos más vÃvidos de la cooperación policÃaca internacional y de los regÃmenes globales de la prohibición giran alrededor de actividades que ni siquiera crÃmenes eran un siglo atrás: el narcotráfico y el consumo de drogas, el lavado de dinero, el tráfico de humanos emigrantes y la violencia polÃtica (o terrorismo, que presenta sus propios problemas conceptuales y polÃticos difÃciles).
Para explicar de veras el surgimiento del control internacional de la criminalidad, debaten Andreas y Nadelmann, se debe incorporar también alguna realpolitik y algún conservadurismo a la mezcla. En la realpolitik, los estados más fuertes imponen sus voluntades a los más débiles y el par muestra cómo esto ha pasado aquÃ. Al principio, la cooperación entre los estados europeos abrió paso, pero en el siglo pasado, y especialmente desde la II Guerra Mundial, los Estados Unidos, como el actor estatal más poderoso, han logrado imponer bastante sus preferencias en la justicia penal al resto del mundo. En la medida en que han logrado hacer eso, han vuelto el derecho penal internacional más homogéneo y más conforme con el suyo.
Pero las preferencias estadounidenses son determinadas no solamente por la economÃa, por la polÃtica o por la seguridad nacional, sino también por llamamientos a la moralidad y a la lucha contra el mal. De hecho, lo que los autores llaman âempresarios morales transnacionalesâ han desempeñado un rol fundamental en la creación de la esclavitud, de la esclavitud blanca y de los regÃmenes de prohibición de las drogas globales. Si queremos comprender la criminalidad global, tenemos que entender cómo ella es creada.
Andreas y Nadelmann pasan la sección intermediaria de âPolicing the Globeâ describiendo cuidadosamente la evolución del control internacional de la criminalidad. A veces en detalles exhaustivos, ellos se fijan en el surgimiento de la cooperación internacional contra los asesinos anarquistas europeos y demás âcriminalesâ polÃticos y su desplazamiento gradual como principales creadores del consenso internacional sobre la criminalidad de los estadounidenses. Ahora, la DEA y el FBI tienen oficinas en docenas de paÃses en todo el mundo.
¿Y de aquà adónde nos vamos? La prohibición global de las drogas probablemente permanecerá a pesar de sus fracasos y daños colaterales, predijo el par. âEl fracaso de un régimen global de prohibición no da necesariamente señales de su futura desapariciónâ, escriben. En cambio, su âatractivo simbólicoâ como medio de desaprobación moral probablemente asegurará su proseguimiento. âEl abandono abierto del régimen es altamente improbable en mucho tiempoâ.
Con todo, ellos sà señalan algunos mordiscos en las márgenes. El consenso global sobre la marihuana está desmoronándose, observan, y el advenimiento del amigo de la coca Evo Morales a la presidencia boliviana puede llevar al desgaste de la prohibición de la coca en la Convención Ãnica de la ONU o aun a un reto directo de la propia convención.
Pero, âPolicing the Globeâ va más allá de la guerra a las drogas y plantea preocupaciones serias con las implicaciones generales de lo que puede ser el estado policÃaco global venidero (palabras mÃas, no suyas). A fin de cuentas, Andreas y Nadelmann han producido una obra importante que deberÃa ser esencial para cualquier interesado en la vigilancia policÃaca global. Sin embargo, dadas algunas de las tendencias que los dos identificaron, probablemente este libro deberÃa ser lectura exigida de todos los interesados en la preservación de la libertad en el Siglo XXI.
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