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Reportaje: Entre los Arquitectos, un Boicot al Diseño de Prisiones Gana Respaldo

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A fines de los años 1980 y principios de los años 1990, mientras Francia se lanzaba a una campaña masiva de construcción de prisiones, los revolucionarios anarquistas de la clase obrera contraatacaron agrediendo el complejo industrial de las prisiones. Llamándose Os Cangaceiros, como los bandidos del noreste brasileño a fines del siglo XIX y principios del XX, los revolucionarios sabotearon la construcción de prisiones, publicaron copias de planos de prisiones y agredieron físicamente a arquitectos que diseñaron prisiones antes de ser reprimidos y de desmancharse en redes criminosas subterráneas que ellos habían establecido durante las décadas anteriores.

Los profesionales son responsables por su comportamiento, argumentaban los revolucionarios. En un comunicado a un arquitecto de prisiones que ellos atacaron, escribieron:

Carta a un Arquitecto

Asunto: Emboscada

¿Tus heridas están bien curadas, arquitecto? ¿Descubriste por qué?

Desvergonzadamente, sin ninguna discreción de cualquier tipo, centímetro por centímetro, tú has concebido estas jaulas en que aun los inválidos serán encerrados. Dentro de las murallas que tú has diseñado, los individuos que valen más que tú recibirán palizas regularmente. Es bueno que hayas recibido un aperitivo de lo que miles de presos aguantarán a la enésima potencia.

Por si acaso, arquitecto, ésta no es la primera infamia de tu empresa. Considerando que tu construyes para abrigar a ciudadanos normales, se puede adivinar tu competencia para recluir a delincuentes. Se va fácilmente de los bloques de torres del 13° distrito a las celdas de la prisión.

Cochino, mirando tu morro de cerca, pudimos fijarnos por tu cara cansada cómo te has profundizado en tus proyectos.

Antes, construías murallas, ahora vas a derribarlas.

Os Cangaceiros, Lyon, 29/03/90

A partir de los años 1980, los EE.UU. han presenciado una prosperidad cada vez más masiva de las prisiones y una demanda interminable de construcción de más prisiones. Ahora, con la población penal y carcelaria aproximándose de los 2.3 millones y aumentando firmemente, no hay fin en vista. Y, como en Francia, los arquitectos están entre aquellos que lucran con el derroche penal. Pero no todos los integrantes de la profesión están dispuestos a “concebir jaulas”.

La Architects/Designers/Planners for Social Responsibility (ADPSR) no es una organización revolucionaria anarquista, pero, como el nombre sugiere, un grupo de arquitectos y planificadores interesados en las cuestiones de la justicia social. Sin embargo, la ADPSR comparte con Os Cangaceiros tanto la creencia de que los profesionales tienen la obligación de ayudar a crear una sociedad mejor como la convicción de que la encarcelación en masa como solución para los problemas sociales es algo para lamentarse, no incentivar.

contribución vencedora del concurso del cartel de la ADPSR, de Miguel Bermúdez (adpsr.org/prisons/poster.htm)
Durante los tres últimos años, la ADPSR ha estado trabajando proactivamente en un esfuerzo para hacer que arquitectos, diseñadores y planificadores laven sus manos de la labor en proyectos para prisiones, la Campaña de Boicot al Diseño de Prisiones. La campaña busca hacer que los profesionales de la arquitectura firmen un compromiso de “no participar del diseño, de la construcción ni de la renovación de las prisiones”.

Entre septiembre de 2004, cuando la campaña empezó, y enero de 2006, 500 de los estimados 1.000 a 2.000 profesionales de la arquitectura y de la planificación que irían a trabajar en el diseño de prisiones firmaron el compromiso. Ahora, de acuerdo con el director de la campaña, Raphael Sperry, un arquitecto del área de la Bahía de San Francisco, ese número ha subido para 800.

Para Sperry y la ADPSR, el boicot al diseño de prisiones es parte de un esfuerzo general para desafiar el militarismo y la violencia dentro de la sociedad estadounidense y del gobierno de los EE.UU. “Tenemos una larga historia de paz y justicia social que remonta a los años 1980”, le dijo Sperry a la Crónica de la Guerra Contra las Drogas. “Esta campaña tuvo su génesis en la guerra con Irak. Para nosotros, la guerra nos planteó la cuestión del militarismo, tanto aquí como en el extranjero. Con la ineficacia del movimiento pacifista hasta el presente momento, nos parecía importante desafiar todo este pensamiento en casa, donde la gente puede verlo diariamente, y las prisiones son uno de los fracasos más grandes de la justicia social de nuestro país actualmente”, dijo.

“Estamos pidiendo un fin a la expansión del complejo industrial de las prisiones como primer paso”, prosiguió Sperry. “También queremos ver nuevas inversiones en las comunidades para mantener la seguridad pública y queremos alternativas comunitarias a la encarcelación para solucionar los problemas y reducir la criminalidad”.

Específicamente, la ADPSR apunta a la guerra contra las drogas. “La guerra contra las drogas es uno de los mayores componentes del alza del encarcelamiento en masa y las leyes sobre las drogas y las políticas de drogas son uno de los problemas más grandes en nuestro sistema de justicia penal hoy día”, dijo Sperry. “Usamos la reclusión en vez del tratamiento. Eso no es resolver el problema, es solamente ponerlo tras rejas”.

contribución disputante del concurso del cartel de la ADPSR, de William Arbizu y Kerstin Vogdes (adpsr.org/prisons/poster.htm)
Aunque la campaña aún tenga que impedir que cualesquiera prisiones sean construidas, ha creado conciencia de la cuestión en la comunidad profesional. La campaña ha sido cubierta en numerosas publicaciones profesionales, en publicaciones de la industria penitenciaria y en la gran prensa y ha llevado al debate dentro de las principales organizaciones profesionales del sector, como el Instituto Estadounidense de Arquitectura y la Asociación Estadounidense de Planificación.

“Hemos recibido mucha atención de los arquitectos que diseñan prisiones”, dijo Sperry. “Muchos de ellos comparten y aprecian nuestra comprensión de los defectos del sistema de justicia penal. Crear conciencia es importantísimo porque puede proporcionarnos espacio real para la reforma legislativa en cuestiones de la justicia penal como las penas y las políticas de drogas. Con esta campaña, esperamos añadir otra voz ruidosa a las que ya piden la reforma”.

Con cerca de un tercio de los planificadores trabajando para varias agencias del gobierno, llegar a ellos con el mensaje de la campaña es una meta táctica. “Éstas son las personas que hacen las futuras proyecciones de la población penal y hacen la planificación usada para crear la encarcelación en masa. Todos los años, ellos sólo dicen ‘vamos a necesitar más prisiones’, en vez de argumentar a favor de decisiones en las políticas que reduzcan el número de presos”, observó Sperry.

No son solamente los arquitectos y planificadores que han adoptado el Boicot al Diseño de Prisiones. Ha sido apoyado por una serie de grupos de reforma de la justicia penal, incluso los activistas antiprisión de la Critical Resistance, del Justice Policy Institute, que busca terminar la confianza exagerada en la reclusión, y de la November Coalition, que se concentra en los presos de la guerra a las drogas.

“Adoptamos los esfuerzos de los arquitectos en primer momento porque estamos de acuerdo con ellos en que hay demasiadas personas en la prisión y que es esencial expandir nuestro movimiento”, dijo Tom Murlowski de la November Coalition. “Los arquitectos y planificadores son parte de la infraestructura del complejo industrial de las prisiones y tenemos la gran satisfacción de presenciar el desafío de esta organización a la profesión en esto”, le dijo él a la Crónica.

contribución finalista del concurso del cartel de la ADPSR, de Allison Colley (adpsr.org/prisons/poster.htm)
“Estamos trabajando en paralelo aquí. Hemos lanzado recientemente la No New Prisons, una página web sobre cómo detener las prisiones en sus propias comunidades, incluso ejemplos para actividades de cómo ello ha sido hecho, como detuvimos exitosamente la nueva prisión aquí en la Comarca de Stevens, Washington”, dijo Murlowski.

Aunque la campaña pueda no impedir la construcción de prisiones, el proyecto hará la causa progresar de varias maneras, dijo Sperry. “Mire, si 99% de los arquitectos firmaran el compromiso, aún habría ese 1% dispuesto a hacer el trabajo, pero a nivel de aceptabilidad política, si alcanzáramos un punto en que la mayoría de los arquitectos está diciendo que el gobierno no debería emprender la construcción de nuevas prisiones, eso dice algo. Los arquitectos son autorizados por el estado y tienen la responsabilidad de proteger la salud pública, la seguridad y el bienestar, entonces es una declaración pública fuerte si están diciendo que construir prisiones no contribuye para un ambiente público seguro”, dijo.

“Hay un montón de arquitectos jóvenes que dicen que no se volvieron arquitectos para encerrar a las personas”, concluyó Sperry. “Oigo historias de socios en firmas que buscan esos contratos, pero los jóvenes no querían trabajar con prisiones. Hubo una resistencia interna, pero no un movimiento coordinado, entonces creímos que podíamos hacer una declaración pública y ponerlo más en evidencia”.

El compromiso de la campaña no vale sólo para los profesionales de la arquitectura, del diseño y de la planificación. Sperry y la Campaña de Boicot al Diseño de Prisiones quieren que cualquiera que comprenda y esté de acuerdo con su posición firme el compromiso en su página web.

Aunque los métodos de Os Cangaceiros puedan tener un cierto llamativo fuera de ley, estamos contentos por ver a los propios arquitectos intentando lidiar con los problemas ellos mismos.

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