El esfuerzo para erradicar la producción de adormideras ha logrado éxito limitado a lo mejor, ha perjudicado a los afganos más pobres y ha llenado totalmente el gobierno de corrupción, de acuerdo con un informe comprensivo lanzado el martes por las Naciones Unidas y el Banco Mundial.
Afganistán produjo 6.100 toneladas de opio este año â lo suficiente para hacer 610 toneladas de heroÃna â y está listo para producir aún más el próximo año. El opio responde por al menos un tercio del PIB afgano y los lucros del tráfico terminan en los bolsillos de los ministros del gobierno, de los caudillos, de los traficantes y de los radicales islámicos. Pero, con el opio empleando 13% de la mano de obra, son los agricultores, trabajadores rurales, transportadores y matones â y sus familias â que se sustentan con el tráfico.
Los esfuerzos para erradicar la amapola tienen los impactos adversos más grandes sobre los pobres, descubrió el estudio. Si el desarrollo alternativo va a firmarse en el paÃs, los planeadores deben tenerlo en cuenta, dijo Alastair McKechnie, Director de PaÃses del Banco Mundial para Afganistán.
âLos esfuerzos para desalentar a los agricultores de plantar la adormidera deberÃan estar concentrados en las localidades en que la tierra, el agua y el acceso a los mercados son tales que los sustentos alternativos ya están disponiblesâ, debatió. âLos programas de desarrollo rural son necesarios en todo el paÃs y no deberÃan estar concentrados principalmente en áreas de adormideras, para ayudar a prevenir la diseminación del cultivoâ.
âEl impacto adverso crÃtico del desarrollo de acciones contra las drogas recae sobre los agricultores y los trabajadores rurales pobresâ, dijo William Byrn, economista del Banco Mundial y coeditor del informe. âCualquier estrategia antinarcóticos necesita mantener la modestia en las expectativas a corto plazo, evitar el empeoramiento de la situación de los pobres y concentrarse adecuadamente en el desarrollo rural a un plazo más largoâ.
âLa historia nos enseña que será necesaria una generación para hacer que Afganistán esté libre del opioâ, dijo Antonio MarÃa Costa, director ejecutivo de la ONUDD, que usó el lanzamiento del informe para debatir a favor de un abordaje dual de auxilio y represión. âPero, necesitamos resultados concretos ahoraâ, dijo, proponiendo doblar el número de provincias libres del opio de seis para doce el próximo año. âPor lo tanto, propongo que el apoyo desarrollista a los agricultores, la detención de funcionarios corruptos y las medidas de erradicación estén concentrados en media docena de provincias con bajo cultivo en 2006 para libertarlas del azote del opio. Aquellos que dirigen la industria de la droga deben ser llevados a la justicia y los funcionarios que la apoyan deben ser despedidos".
Pese a su palabreado áspero, lo que Costa no dijo era que su propuesta era igual a un reconocimiento de que la erradicación efectiva es imposible en las principales provincias productoras de adormideras del paÃs este año. Pese a que el informe del Banco Mundial-ONU ni las mencione, un Talibán resurgente, enriquecido â como todos los demás â con los lucros de la protección al tráfico, ha sido un gran motivo.
âAhora que el control está más en las manos del Talibán y de sus defensores, hay menos esperanza por la erradicación y más personas están involucradas y buscando ganar dinero, entonces la probabilidad de éxito no es buenaâ, dijo Raheem Yaseer del Centro de Estudios Sobre Afganistán de la Universidad de Nebraska-Omaha. âEstoy menos optimista de lo que estaba algunas semanas atrásâ, le dijo él a la Crónica de la Guerra Contra las Drogas. âLos ingleses hablaban mucho sobre concentrarse en la erradicación en la provincia de Helmand, pero no hicieron mucha cosa porque estaban demasiado ocupados combatiendo el Talibán. Si nada se hace, se pondrá peor el próximo añoâ.
Aquellos que intentan librarse de la adormidera se enfrentarán no sólo al Talibán, sino a elementos del propio gobierno. âEste informe enfatiza la manera por la cual los esfuerzos antinarcóticos han sido manipulados y pervertidos para resultar en una concentración del poderâ, dijo la experta en sustancias ilÃcitas y conflicto militar de la Institución Brookings, Vanda Felbab-Brown. âLos gobernadores, los jefes de provincia, los comisarios de la policÃa â personas asà fueron encargadas de la erradicación o de la interdicción, pero usaron su poder para objetivar a su oposición o concurrenciaâ, le dijo ella a la Crónica. âEsencialmente, los actores locales pudieron capturar los esfuerzos antinarcóticos y usarlos no sólo para consolidar el control y el poder sobre la industria de la droga, sino también para aumentar su poder polÃtico. La polÃtica antinarcóticos está siendo corrompida para ayudar a crear una nueva distribución del poder en Afganistánâ.
El informe también confirma algunas tendencias emergentes que dan señales de más problemas en el futuro, observó Felbab-Brown. âUna de las cosas confirmadas en el informe es el aumento de la concentración y de la organización jerárquica de la economÃa de la droga en Afganistánâ, dijo. âEsto ha sido una tendencia que el informe confirma que está sucediendo. Los caudillos y comandantes están desapareciendo de la economÃa visible de la droga. Ya no trafican directamente; estos hombres con posiciones de poder dentro del gobierno ahora están aceptando pagos de protección. No están participando directamente del tráfico, pero aún están participandoâ.
Costa de la ONU puede pedir más seis provincias libres del opio y los estadounidenses y el gobierno Karzai pueden soñar con el éxito a través de la erradicación quÃmica, pero este documento sobrio de la gente sobria en el Banco Mundial y la ONU es sólo el más reciente a mandar una fuerte señal de que el régimen global de la prohibición de las drogas se ha enredado en Afganistán.
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