En un caso bien observado con implicaciones nacionales, un tribunal federal de apelaciones le ha concedido un nuevo juicio al terapeuta del dolor muy famoso del Norte de Virginia enviado a la prisión por 25 años como traficante de drogas. Los defensores de los pacientes del dolor y las asociaciones de medicina alabaron la decisión en el caso del Dr. William Hurwitz, que fue condenado a fines de 2004 por 50 acusaciones en una incriminación de 62 acusaciones, incluso conspiración para distribuir sustancias controladas.
Hurwitz recurrió de su condenación, debatiendo que el Juez Leonard Wexler se equivocó al no darle instrucciones al jurado de que Hurwitz no deberÃa ser condenado si hubiera actuado de âbuena feâ. TÃpicamente, en casos en que la calidad de los cuidados médicos está en cuestión, dichos problemas son decididos por consejos médicos o tribunales civiles en la forma de acciones judiciales por negligencia. Sólo los médicos que no están prescribiendo de buena fe, o sea, que no están alineados con las prácticas aceptadas por la medicina, se enfrentan a acusaciones criminales. En sus instrucciones al jurado, el Juez Wexler quitó la única defensa eficaz de Hurwitz.
Por eso, aunque algunos hayan criticado las prácticas de prescripción de Hurwitz, su recurso logró el apoyo de organizaciones profesionales como la Academia Estadounidense de Medicina del Dolor, la Fundación Estadounidense del Dolor y la Fundación Nacional del Dolor, todas las cuales cursaron documentos de respaldo. Quien también se sumó a la refriega fue la Drug Policy Alliance, que entró con su propio alegato en nombre de los expertos en dolor.
Un panel compuesto por tres jueces en el Tribunal de Apelaciones del 4° Circuito de los EE.UU. en Richmond estuvo de acuerdo con Hurwitz y sus aliados en su fallo el lunes. El panel sostuvo que el Juez Wexler se habÃa equivocado cuando le dijo a los jurados que ellos no podÃan ponderar si Hurwitz habÃa actuado de âbuena feâ cuando él prescribió dosis grandes de analgésicos opiáceos como el Oxycontin a los pacientes.
âLa buena fe de un médico en el tratamiento de sus pacientes es relevante para que el jurado determine si el médico actuó allende los lÃmites de la práctica médica legÃtimaâ, escribió el Juez William Traxler. âEn verdad, la corte distrital privó el jurado de la oportunidad de considerar la defensa de Hurwitzâ. Fue un error fatal, sostuvo el panel. âNo podemos decir que ningún miembro razonable del jurado podÃa haber concluido que la conducta de Hurwitz estuvo dentro de un estándar de buena fe definido objetivamenteâ, escribió Traxler.
âEstamos muy agradecidos por esta decisiónâ, dijo la Dra. Jane Orient, directora ejecutiva de la Asociación de Médicos y Cirujanos Estadounidenses de tendencia libertariana, un grupo que ha estado en la vanguardia de la profesión médica en la cuestión de proteger a los terapeutas y pacientes del dolor. âAnular uno de estos veredictos es algo que casi nunca pasa y esperamos que represente un punto de cambioâ, le dijo ella a la DRCNet. âEsperamos que las cortes finalmente empiecen a prestar atención a las cuestiones fundamentales de justicia involucradas aquÃ. Un médico no es un traficante de drogas ni tampoco es un policÃa. Los médicos no pueden ser responsabilizados por la mala conducta de los pacientesâ.
âEstoy encantadoâ, dijo el Dr. Frank Fisher, un médico californiano inculpado originalmente de cinco acusaciones de homicidio doloso por sus prácticas de prescripción por fiscales y agentes estaduales demasiado celosos, pero que, al fin, fue exonerado completamente. âEsto significa que ellos tendrán que poner a Billy en libertad. El tribunal de apelaciones estuvo absolutamente correcto en su decisiónâ, le dijo él a la DRCNet.
El fallo del tribunal de apelaciones es una victoria para Hurwitz y sus defensores, pero ello es apenas una batalla en una guerra más grande para determinar quien controla la prescripción de analgésicos â la profesión médica o los policÃas â, y, mientras tanto, los médicos y pacientes son las bajas.
âEllos aún están asediando e investigando a los médicosâ, dijo Orient. âEn sà mismo, eso puede destruir su consultorio. Aún hay médicos languideciendo en la prisión porque ellos intentaron hacer lo mejor para sus pacientes y aún hay pacientes que tienen dificultad en encontrar médicos dispuestos a dar el tratamiento necesario del dolor para volverlos funcionales en vez de gente suicida acamada que sufre de dolor crónicoâ, dijo. âMás médicos tienen ciencia del riesgo extremo que ellos toman al involucrarse con los pacientes de dolores crónicas. La DEA quiere que ellos traten a los pacientes como si fueran criminales sospechososâ.
Fisher señaló el caso del Dr. Richard Heberle, un médico de OhÃo, para mostrar cómo puede ser devastador defenderse de dichas acusaciones. âMire lo que le pasó al Dr. Heberleâ, dijo. âÃl venció, pero su consultorio está arruinado, su reputación está arruinada, su vida está arruinada. La única cosa peor que vencer uno de estos casos es perder uno, o quizá caer con un pésimo caso de dolor crónicoâ.
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