David Borden, Director Ejecutivo
Un artÃculo en el Asia Times el fin de semana pasado informó detalladamente sobre la corrida armamentista en ambos lados y predijo el recrudecimiento de un combate intenso. El tráfico de drogas fue mencionado:
El gobierno cingalés ha hecho acusaciones varias veces de que las embarcaciones de los Tigres transportaban drogas ilegales de Birmania, pese a que ninguna prueba concreta haya sido presentada. Con todo, los Tigres sà parecen mantener relaciones Ãntimas con los grupos criminales organizados en Rusia, Lituania y Bulgaria, asà como con grupos terroristas extranjeros.
Cualquiera que sea su fuente, los Tigres Tamiles parecen tener mucho dinero para adquirir armas de cualquier y todo lugar. Rifles modernos de asalto, ametralladoras, armas antitanque (granadas lanzadas por mÃsiles), morteros y aun mÃsiles SA-7 de Rusia, China y Europa.
Sin pruebas concretas, nunca se deberÃa confiar en cualesquiera acusaciones del gobierno de comisión de tráfico de drogas hechas contra sus opositores - no apenas porque el gobierno tiene un incentivo a hacer con que sus oponentes tengan la peor apariencia posible, sino también porque hay combatientes de las drogas dentro del gobierno que quieren la plata y desean atención, y porque es una táctica que los gobiernos usan para intentar hacer con que la comunidad internacional y los EE.UU. en particular se involucren más en sus luchas.
Dicho eso, seguramente eso puede ser verdad - John Thompson del Instituto Mackenzie, un instituto de consultorÃa canadiense preocupado con la violencia organizada y la instabilidad polÃtica, discutió la cuestión de grupos terroristas usando el tráfico de drogas para financiar sus actividades en una entrevista con este boletÃn en Octubre de 2001 -- es un factor considerable para muchas organizaciones asà y algo que tiende a mantenerlas por ahà como meras organizaciones criminosas asà que los conflictos polÃticos y ideológicos hayan desaparecido.
Una fuente de información cuestionablemente más fiable que muchos gobiernos acerca de la cuestión - el blog Orthodox Anarchist, publicado en Jerusalén - ha hecho una observación similar sobre el tráfico de hachÃs en Israel, que es extensa, sino principalmente, suplido por el Hezbolá, de acuerdo con las fuentes citadas. El autor Dan Sieradski escribió el mes pasado que, "con un peso en el corazón, estoy oficialmente boicoteando el hachÃs a partir de este momento", confesó haber ayudado sin querer a financiar los mÃsiles del Hezbolá a través de su consumo de ello e instó a "todos mis lectores que viven en Israel a cesar su consumo de hachÃs inmediatamente, por el bien de Israel y el de los libaneses que viven bajo el yugo de la opresión por poderes de Irán y Siria".
Sierdaski prosiguió recomendando, como "una solución imperfecta", que el tráfico extranjero sea reemplazado por un mercado domésticamente suplido a través de la despenalización del cultivo de una pequeña cantidad de plantas de marihuana en casa. Entonces, aunque Sieradski haya proferido esta confesión para sà mismo y sus amigos por su pequeña contribución al tráfico de drogas ilÃcitas con todos sus males, él también ha señalado implÃcitamente la culpa que los gobiernos merecen por crear todo ello mediante la prohibición de las drogas. Sobre esa idea, la franca legalización estarÃa más próxima de una solución perfecta.
No una solución perfecta, claro - no hay polÃtica perfecta en lo tocante a los problemas humanos y las deficiencias que existen con relación al consumo de sustancias que alteran el estado mental. Pero es una solución mejor que cualquier otra. Yo no puedo decir hasta qué punto el tráfico de drogas ilegales está ayudando al Hezbolá, pero claramente la prohibición de las drogas contribuye mucho con la violencia, ya sea global, localizada, polÃtica o económica. Es apenas a causa de la prohibición que la economÃa subterránea del mundo es de un tamaño tal que puede ayudar tanto a grupos terroristas, lo suficiente para hacer con que la guerra civil se intensifique literalmente en lugares como Sri Lanka o Colombia.
En una época para la cual la violencia polÃtica se ha vuelto la cuestión definidora, seguir apoyándola a través de leyes malconcebidas cuando existen alternativas viables no hace ningún sentido. Ya es hora de que nuestros lectores piensen claramente sobre esta cuestión.
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