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Reportaje: ¿Qué Haría Jesús? Las Comunidades Religiosas Como Aliadas de la Reforma de las Políticas de Drogas

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Por cualquier medida, los Estados Unidos son un país altamente religioso. Más estadounidenses afirman creer en Dios y frecuentar misa regularmente que en cualquier otra democracia industrial occidental y las afirmaciones con base en la religión llevan grande peso en la política estadounidense. Pero el movimiento pro reforma de las políticas de drogas, gran parte de ello secular y no relacionado con las prácticas religiosas tradicionales, ha empezado a hacer incursiones serias con estos grupos poderosos.

Una organización de reforma de las políticas de drogas, la Interfaith Drug Policy Initiative (IDPI), está trabajando específicamente para asegurar que ese apoyo con base en la fe a la reforma de las políticas de drogas siga creciendo. “Por ende, la gente toma sus decisiones con base en sus valores y la vasta mayoría de las personas en los EE.UU. recibe sus valores de la religión”, dijo el director ejecutivo de la IDPI, Charles Thomas. “Si queremos cambiar fundamentalmente las políticas de drogas de nuestro país, necesitamos ser capaces de cambiar la manera que las personas ven las drogas y las políticas de drogas y la mejor manera de hacer eso es a través de la religión organizada”.

rueda de prensa con Thomas y los Dips. Federales de los EE.UU. Maxine Waters y John Conyers
Muchas denominaciones ya han adoptado posiciones progresistas en la reforma de las políticas de drogas, observó Thomas. "La mayor parte de las grandes denominaciones ya apoyan a una variedad de medidas de reforma de las políticas de drogas. Es importante que el Congreso y las legislaturas estaduales tengan ciencia de aquellas posiciones y sepan que sus denominaciones apoyan a cosas como la marihuana medicinal y la revocación de las sentencias mínimas obligatorias. También es importante que las personas que pertenecen a aquellas denominaciones tengan ciencia de sus posiciones. La gente no debería suponer que su iglesia se opone a la reforma de las políticas de drogas, porque a menudo eso no pasa".

De hecho. En verdad, muchos reformadores de las políticas de drogas y frecuentadores de la iglesia quedarían sorprendidos por las posiciones progresistas de la religión organizada en las políticas de drogas. Sobre la cuestión de la marihuana medicinal, por ejemplo, la Iglesia Metodista Unida, la Iglesia Presbiteriana (EE.UU.), la Directoria Metodista Unida de Iglesia y Sociedad, la Iglesia Episcopal, la Asociación Universalista Unitaria, la Unión por el Judaísmo de Reforma, la Iglesia Unida de Cristo y la Convención Nacional Baptista Progresista han todas aprobado resoluciones favorables.

Cuando se trata de revocar las sentencias mínimas obligatorias, las denominaciones y los cuerpos religiosos susodichos son sumados por la Conferencia de Obispos Católicos de los EE.UU., el Consejo Nacional de Iglesias, las Pastorales Carcelarias, la Iglesia Evangélica Luterana en los Estados Unidos, la Convención Nacional Baptista Progresista, la Convención Nacional Baptista de EE.UU., la Convención Nacional Baptista de América, la Convención Nacional Misionaria Baptista, la Iglesia de los Testigos de Jehová y las Iglesias Baptistas Americanas en los EE.UU.

Otra cuestión de la reforma de las políticas de drogas, la revocación de la infame "disposición antidroga" de la Ley de Enseñanza Superior [Higher Education Act], esfuerzos coordinados por la Coalition for Higher Education Act Reform auspiciada por DRCNet, también ha recibido los endosos de una serie de grupos de la fe, incluyendo a la Comisión de Acción Social del Judaísmo de Reforma, la Directoria General de Iglesia y Sociedad de la Iglesia Metodista Unida, la Iglesia de los Testigos de Jehová, la Iglesia de las Mujeres Unidas, la Iglesia Evangélica Luterana en los Estados Unidos, la Sociedad de la Reconciliación, el Comité de Amigos Sobre la Legislación Nacional, God Bless the World, el Consejo Nacional de las Iglesias de Cristo en los EE.UU., la Alianza Judía Progresista, la Convención Nacional Baptista Progresista, la Iglesia Presbiteriana (EE.UU.), la Asociación Universalista Unitaria de Congregaciones, la Iglesia Unida de Cristo y la Alianza de las Mujeres por la Teología, la Ética y el Ritual.

Aunque las iglesias evangélicas sean vistas típicamente como profundamente conservadoras y hostiles a la reforma de las políticas de drogas, ni siempre pasa eso. El ex criminal de Watergate de la era Nixon, Charles Colson, dirige las Pastorales Carcelarias, que apoyan a la reforma de la condenación. Y la IDPI informa que mantiene contacto con una organización nacional de iglesias evangélicas.

Con todo el apoyo en potencial por detrás de las paredes de la iglesia, los reformadores de las políticas de drogas son descuidados si no hacen la conexión con sus hermanos espirituales, dijo Thomas. "Trabajar con y movilizar las organizaciones religiosas es un componente esencial del avance en la reforma de las políticas de drogas", debatió. Aun la gente que no es religiosa puede hacer eso, dijo. "Casi todos tienen amigos y familiares que son miembros de una congregación. Pregúnteles si ellos tienen ciencia de la posición de su iglesia. Si ellos se oponen a la marihuana medicinal porque es mala, muéstrenles lo que su denominación les dice sobre eso. Si ya están de acuerdo, pídanles que lo encuadren en lenguaje moral. Pasa lo mismo con los pastores y sacerdotes", señaló Thomas. "A veces, es necesario concienciarlos sobre la posición de su propia denominación, pero así que se hizo eso, pídanles que firmen una carta para concienciar a la congregación y al público".

La IDPI no se está aprovechando meramente de posiciones favorables tomadas por las denominaciones, está ayudando a instigarlas a tomar esas posiciones. El mes pasado, gracias al esfuerzo sólido de la IDPI y de una fuerte preocupación de base dentro de la iglesia, los presbiterianos se volvieron la última denominación a salir en pro de la marihuana medicinal. Por su vez, eso llevó a un artículo en BeliefNet, con una encuesta electrónica acompañante mostrando 70% de apoyo a la legalización y 92% de apoyo a la marihuana medicinal. Similarmente, el incentivo de la IDPI ayudó a presionar la Conferencia Católica del Estado de Nueva York a incluir la reforma de la ley Rockefeller sobre las drogas en su lista de prioridades de la justicia criminal.

Ahora, los activistas están aprendiendo la lección aprendida por la IDPI y aplicándola en los estados. Bien en el corazón del país, los reformadores de las políticas de drogas están buscando construir alianzas con las comunidades de la fe. En Kansas, por ejemplo, el Drug Policy Forum of Kansas (DPFKS) y la naciente Kansas Compassionate Care Coalition están preparando el terreno para un proyecto de marihuana medicinal el próximo año.

"Hemos conseguido información sobre todas las denominaciones religiosas aquí en Kansas que tienen posiciones favorables con relación a la marihuana medicinal e información demográfica sobre las congregaciones en ciudades o comarcas", dijo Laura Green del Forum. "Estamos contactando a las comunidades de la fe. Hemos identificado a diputados que se oponen a nosotros en la marihuana medicinal y vamos a entrar en los distritos e intentar hacer con que el clero firme nuestra declaración de principios, para que podamos llevarlo al diputado", dijo ella a DRCNet.

¿Por qué ir detrás de las iglesias? Es sencillo, dijo Green. "Las iglesias están metidas en todo y algunas de las congregaciones son muy grandes y poderosas. Las iglesias aquí se han quedado fuera de las políticas de drogas, pero logramos hacerlas apoyar un proyecto que permite que los condenados tengan acceso a los servicios así que salgan, y por eso fue aprobado".

En otros lugares, los activistas inspirados religiosamente de numerosas denominaciones están juntando esfuerzos para hacer presión por un cambio humano y progresista. "La reforma de las políticas de drogas es una de las tres cuestiones de justicia en que estamos concentrados", dijo el Rev. Peter Laarman, director ejecutivo de Progressive Christians Uniting, una organización de la fe sedeada en Baja California. "Francamente, nuestras bases son blancas y suburbanas en su mayoría, pero nuestra gente tiene un sentido del desperdicio de vidas humanas y recursos presupuestarios que es encarcelar a las personas con problemas de adicción. Hace algunos años, hicimos una conferencia de alta visibilidad sobre la guerra a las drogas y eso motivó a la gente", dijo él a DRCNet. "Después de eso, hicimos un currículo sobre la reforma progresista de las políticas de drogas en asentamientos congregacionales, contratamos algunas personas y creamos un comité de ciudadanos para apoyar a la Proposición 36", la ley de "tratamiento en vez de cárcel" de California.

En verdad, la Progressive Christians Uniting estaba en los noticieros hace dos semanas, cuando condujo una conferencia de prensa para instar al Gob. Schwarzenegger (R) a vetar cambios legislativos en la ley que pervertían su intención original. "Cambiar una iniciativa electoral aprobada por los votantes no es apenas inconstitucional", dijo Laarman, "sino moralmente inconcebible. La ley está salvando vidas y reparando familias con éxito".

Naturalmente lo bastante, la Progressive Christians Uniting saca su inspiración de las creencias religiosas de sus miembros. "La Biblia y los testigos de Jesús dicen que pertenecemos los unos a los otros y nos identificamos con aquellos más expuestos a la injusticia", explicó Laarman. "Los primeros cristianos eran presos frecuentemente, entonces nos identificamos fuertemente con la gente presa injustamente. Necesitamos una alternativa humana y ética al encarcelamiento en masa. Muchas personas creen que los adictos son personas caídas y pecadoras que necesitan ser castigadas, pero nosotros creemos que la adicción ya es un castigo suficiente y necesitamos mostrar a las personas una salida. Para nosotros, la reducción de daños es una respuesta muy cristiana".

"Trabajar con las iglesias no es apenas justo, es listo", dijo Troy Dayton de la IDPI. "Cuando una denominación toma una posición favorable en una cuestión de la reforma de las políticas de drogas, recibe mucha atención de los medios, lo que por su vez atrae los medios para examinar otras posiciones de las denominaciones. Y cuando las iglesias dicen algo, la gente escucha. La manera que prendemos números masivos de personas, por ejemplo, es una cuestión moral y religiosa crucial, y las grandes denominaciones ya son casi a favor de la reforma de la condenación".

Hacer con que las grandes denominaciones adhieran e informen a los políticos lo que las iglesias quieren cuando se trata de las políticas de drogas puede ser crítico, dijo Dayton a la DRCNet. "La guerra a las drogas no funciona no importa cuáles sean sus creencias religiosas; es inmoral, y la comunidad de la fe puede realmente dar a los políticos el convencimiento moral para hacer lo que ellos saben que es correcto".

Cuando se trata de descubrir cómo deberíamos tratar de los usuarios de drogas en los Estados Unidos, hay una pregunta simple y altamente adecuada: ¿Qué haría Jesús?

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