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Editorial: A veces la guerra a las drogas me deja mareado

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David Borden, Director Ejecutivo

David Borden
A veces la guerra a las drogas me deja mareado. Es que hay tanta cosa. En parte, mi trabajo es hacer el seguimiento de todo eso.

Justo esta semana, nuestro boletín presenta una propagación mareante de la locura de la guerra a las drogas: policías talando plantaciones de marihuana, profesores pasando por exámenes toxicológicos, el cultivo de la adormidera destrozando a Afganistán – y el cultivo de la adormidera apoyando a Afganistán -, penas de muerte en Vietnam e Irán, fricción diplomática por la “certificación”. Ni siquiera intentamos cubrir todas las redadas y aprehensiones de drogas que suceden por todo el país a todo momento – intentar recopilar esa lista sería verdaderamente mareante.

¿Qué nos ha traído todo eso? La marihuana aún está creciendo, en cantidades comparables. Pacientes de marihuana medicinal y sus proveedores y pacientes de analgésicos y sus médicos están siendo presos y los gobernadores están teniendo que perdonarlos. La las policías está plagada de corrupción, en el extranjero y aquí en los EE.UU. Terroristas están ganando dinero con el narcotráfico. Medio millón de infractores de la legislación antidroga llenan nuestras cárceles y prisiones (como discute un informe que fue lanzado demasiado tarde para que pudiéramos divulgarlo esta semana – regrese la próxima semana). Sobredosis y la diseminación del VIH y de la hepatitis C a través de la inyección de drogas, todo eso sigue. Por supuesto, la fábula de las escuelas de enseñanza secundaria libres de drogas sigue no siendo encontrada en ninguna parte y el narcotráfico tienta a los jóvenes en todas partes a vidas de delincuencia y los pone en peligro.

No tengo en muy alta estima el movimiento pro prohibición que nos trajo las leyes sobre las drogas. Por lo menos, no la parte prohibicionista de sus actividades. Pero tampoco creo que esto es lo que tenían en mente o lo que habrían querido o esperado cuando trabajaban para ilegalizar las drogas a principios del siglo pasado. Así como algunos de los principales prohibidores del alcohol cambiaron de lado y trabajaron a favor de la revocación de la ley seca después que vieron los resultados, creo que a algunos de los primeros prohibidores de las drogas les gustarían, asimismo, cambiar su opinión si por lo menos pudieran ver adónde el sendero a que han ayudado a conducirnos nos ha llevado. Es apenas porque la guerra a las drogas se ha labrado despacio, a lo largo de muchas décadas, que su radicalidad en su forma actual no es percibida universalmente como algo extremoso. Trasplante a algunos prohibidores de las drogas de principios del siglo XX a nuestra época ahora y deles un panorama de la situación, probablemente la hallarán, bueno, mareante. Cómo bien debería ser.

Afortunadamente, el activismo por la Internet es en su mayor parte un trabajo de escritorio, entonces si me mareo un poquito pensando en todo esto, no es probable que me caiga antes de recobrar mi equilibrio y me hiera. Pero eso no quiere decir que no pueda disgustarme. ¿Está usted disgustado por la guerra a las drogas también? ¿Qué puede hacer con respecto a eso hoy?

Permission to Reprint: This content is licensed under a modified Creative Commons Attribution license. Content of a purely educational nature in Drug War Chronicle appear courtesy of DRCNet Foundation, unless otherwise noted.

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