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Policial: Las historias de policías corruptos de esta semana

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Ocupado, muy ocupado. Toma una semana de descanso y anda a ver qué sucede: Policías revendiendo pastillas, guardias robando pastillas, policías extorsionando a residentes de viviendas públicas, guardias de prisión contrabandeando drogas, un agente de la DEA pasando la voz a mafiosos sospechosos y más. Vamos a ello:

En Cleveland, Ohío, un oficial de la policía de Cleveland fue arrestado el 25 de agosto por su rol en un esquema de distribución de cocaína. Ahora, el oficial Zvonko Sarlog, después de seis años de servicios prestados, responde a una incriminación federal por asociación delictuosa para distribuir cocaína junto con seis otras personas, ninguna de las cuales era policía. Los arrestos sucedieron tras una investigación de nueve meses de la unidad de asuntos internos de la policía de Cleveland, que por fin llamó al FBI. Sarlog es acusado de hacer que un familiar en México contrabandeara cocaína para el país para la venta en la región de Cleveland.

En Mayagüez, Puerto Rico, 10 policías han sido arrestados por acusaciones de plantar drogas como pruebas contra isleños pobres. La Comisión de Derechos Civiles de Puerto Rico está planeando vistas de las alegaciones de que estos arrestos son apenas la punta del iceberg. Ocho oficiales fueron arrestados el 23 de agosto y los allanadores del FBI encontraron un cofre que contenía drogas en reserva para plantarle a la gente. Dos oficiales más se entregaron días después. Ellos son acusados de utilizar marihuana, cocaína y heroína para incriminar a residentes de viviendas públicas entre 2004 y 2007. Ellos también inventaron detalles elaborados sobre las órdenes de búsqueda y arresto, de acuerdo con la policía. Si son condenados, pueden recibir pena de 10 años a prisión perpetua.

En Detroit, un policía de Flat Rock estaba entre los cinco incriminados el 29 de agosto por acusaciones federales de distribución de medicamentos recetados. El oficial David Dewitt es acusado de asociarse con un médico de la ciudad, el Dr. Paul Emerson, y tres otras personas en un esquema que supuestamente circulaba un millón de pastillas al año. Dewitt y los otros tres actuaron como pacientes, llenaron las recetas que él escribía, después supuestamente las vendieron en el mercado negro, de acuerdo con la acusación. Dewitt, 37, es acusado de distribución ilegal de una sustancia controlada, tenencia ilegal de drogas con la intención de distribuir varias sustancias controladas y de ser un usuario ilegal de algunas de las drogas mientras portaba su arma de fuego repartida por la comisaría. No se sabe su situación junto a la comisaría. [Ed.: En casos como éste, hay que preguntarse si los médicos sabían qué estaban haciendo sus pacientes – a menudo no lo saben y dichos procesos son una causa importantísima del problema nacional del subtratamiento del dolor.]

En Gulfport, Mississippi, una guardia de prisión fue presa y despedida tras ser acusada de contrabandear drogas en la cárcel de la comarca. Ahora, la guardia del Centro de Detención Adulta de la Comarca de Harrison, Laquita Allen, puede recibir hasta cinco años de prisión si es condenada por introducir contrabando en una cárcel. Aún no se conocen los detalles de las alegaciones en su contra. Ella está libre bajo fianza estipulada en $25,000.

En Portsmouth, Virginia, el ex jefe del escuadrón antidroga de la policía de Portsmouth fue condenado a 4 años y medio de prisión por participar de un esquema de distribución de drogas de que los fiscales dijeron que trajo más de $5 millones en crack a la región. El ex teniente Brian Keith Muhammad Abdul-Ali fue declarado culpable de pasarle la voz a su sobrino, el distribuidor de crack condenado Gregory Elliott, de futuras redadas, permitiéndole así vender 50kg o más de cocaína en la región entre 2001 y diciembre último, cuando Abdul-Ali y su sobrino fueron presos. Abdul-Ali podía recibir hasta 10 años de prisión por las acusaciones de asociación delictuosa relacionada con las drogas, pero el juez suspendió 5 años y medio.

En Worcester, Massachusetts, una guardia de prisión fue arrestada el 22 de agosto por robarse remedios recetados varias veces de los presos. La guardia de la cárcel del Juzgado Distrital de Worcester Oeste, Francine Melanson, 46, responde por un cargo de hurto de suma inferior a $250 dólares, pese a que los funcionarios de la cárcel la hayan filmado robando pastillas en varias ocasiones. Ella quedó bajo sospecha cuando una mujer presa por la policía de Leicester en octubre de 2006 afirmó que algunas de sus pastillas de hidrocodona habían desaparecido. La droga recetada es consumida para la terapia del dolor. La policía estadual instaló una cámara en el área de las celdas del juzgado y atrapó a Melanson in fraganti enseguida. Su abogado dijo que ella está en tratamiento por un “problema de abuso químico”. La guardia, que ha prestado servicios durante 11 años, está de licencia no remunerada de su empleo de $64,000 al año.

En Boston, el 23 de agosto un agente de la DEA admitió en tribunal federal que se valió de la computadora de las fuerzas de seguridad del gobierno para ayudar a los blancos de una investigación de la mafia a saber si estaban siendo investigados. La admisión del agente de la DEA, Louis Angioletti, sucedió mientras él se confesaba culpable de un único cargo de improbidad por acceder intencionalmente a una computadora del gobierno de una manera que excedía su autoridad legal. Angioletti puede recibir hasta seis meses en prisión federal. Él también estuvo de acuerdo en dimitir de la DEA. Angioletti fue atrapado en una investigación del FBI de un esquema hecho por los basureros respaldados por la mafia para barrer la competencia. Mientras trabajaba en el Centro de Inteligencia de la DEA en El Paso, Angioletti fue abordado por un viejo amigo que trabajaba para los basureros vinculados con la mafia y él estuvo de acuerdo en poner el nombre del jefe de su amigo en la base de datos federal del Sistema de Información de Estupefacientes y Drogas Peligrosas. Después él informó que el nombre del jefe no apareció. Él será condenado el 09 de noviembre.

En Scranton, Pensilvania, un policía de Scranton acusado de vender Oxycontin mientras estaba de servicio se confesó culpable el 28 de agosto. El oficial Mark Conway le dijo al juez que había estado adicto al Oxycontin. Su abogado hizo el raro comentario de que Conway “no era un traficante... pero él distribuía”. ¿Corrupción o adicción? Sea lo que fuere, él estaba revendiendo pastillas mientras llevaba el uniforme. Él puede recibir hasta cinco años de prisión.

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