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Editorial: Por qué estamos luchando para acabar con la guerra contra las drogas

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David Borden, Director Ejecutivo

David Borden
En las frecuentes ocasiones en que me indagan por qué me opongo a las leyes sobre las drogas, me enfrento a un dilema - ¿por dónde empiezo? Hay tantos motivos importantes:

  • Medio millón de infractores no violentos de la legislación antidroga atasca nuestras prisiones y cárceles. Las sentencias mínimas obligatorias y las normas inflexibles de condenación sentencian a numerosos pequeños delincuentes a años, aun décadas entre rejas, a menudo bajo solamente la palabra de informantes confidenciales remunerados. Con dos millones de personas entre rejas, los EE.UU. lideran el mundo en el encarcelamiento, en un nivel radicalmente allende cualquier época en nuestra historia antes de un cuarto de siglo atrás;

  • La prohibición crea un mercado negro lucrativo que causa violencia y desorden, particularmente en nuestros barrios urbanos deprimidos, y seduce a jóvenes a vidas de criminalidad. Las leyes que penalizan la tenencia de jeringas y el medio de consumo y ventas clandestinas de drogas en general incentivan el reparto de jeringas y aumentan la diseminación de VIH y de hepatitis C. Miles de estadounidenses se mueren de sobredosis o intoxicaciones químicas por adulterantes todos los años y la mayor parte de sus muertes sería evitable mediante el mercado de control de calidad que existiría si las drogas fueran legales;
  • Nuestra guerra a las drogas en los Andes fomenta una guerra civil continua en Colombia, ya que los lucros provenientes de las drogas ilícitas generados por la prohibición permiten su escalada. El cultivo de adormideras y las tentativas de detenerlo tanto perjudican los intentos de construcción nacional de Afganistán como ayudan a nuestros enemigos;
  • Los pacientes que necesitan marihuana medicinal y la gente que se las da se quedan sin ella o viven con temor de arresto y proceso. Los temores de los médicos de ir en contra de los impositores de la ley hacen que grandes números de estadounidenses que necesitan opiáceos para los dolores crónicos se queden sin tratamiento o sean subtratados;
  • La discriminación agrede la dignidad de los miembros de nuestras minorías y de los pobres, negándoles la justicia igual para todos;
  • De exámenes toxicológicos en nuestros colegios a equipos de la SWAT invadiendo nuestros hogares, la privacidad ha sido destruida;
  • La ética en nuestro sistema de justicia penal es virtualmente la excepción en lugar de la regla y el perjuro, las violaciones de derechos constitucionales, la corrupción y la improbidad son endémicos y bastante tolerados en general – todo eso impelido por la guerra a las drogas;
  • La frustración con el fracaso de la guerra a las drogas, junto con la falta de diálogo sobre la prohibición, distorsiona el proceso de hechura de las políticas, resultando en intervenciones gubernamentales cada vez más intrusas y una dilución cada vez más grande de los valores estadounidenses centrales, como la libertad, la privacidad y la equidad.

Eso ni siquiera es todo y la cosa no luce bien. Por eso nos oponemos a las leyes antidrogas – por eso luchamos por un fin a la prohibición, por la legalización -, a causa del perjuicio y de la injusticia que la prohibición está infligiendo en personas tan distintas de muchísimas maneras. Y porque comprendemos que la libertad no es solamente el derecho a controlar nuestros cuerpos y lo que ponemos en ellos, pese a que eso debería bastar. Porque la libertad es el derecho de todos en esta tierra quienes no hayan infringido la libertad ajena a caminar en la calle o a ocuparse de sus negocios, a vivir como escojan sin ser confinados en una celda de prisión sólo porque su conducta personal no fue aprobada oficialmente.

Entonces, por tantas razones que casi no sé por dónde empezar – salvar las vidas de los adictos, para que los pacientes puedan ser tratados, por la privacidad, por la paz, por la seguridad, para restaurar la ética al gobierno, para acabar con las injusticias, grandes y pequeñas – por todos estos motivos y más, buscamos acabar con la prohibición de las drogas. Nuestros puntos de vista están correctos, nuestra causa es justa y luchamos por ella para volver el mundo un lugar mejor para todos.

Permission to Reprint: This content is licensed under a modified Creative Commons Attribution license. Content of a purely educational nature in Drug War Chronicle appear courtesy of DRCNet Foundation, unless otherwise noted.

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