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Reportaje: Colombia anuncia cambio para erradicación manual de cocales

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Seis años y $5 billones en ayuda estadounidense después que los gobiernos colombiano y estadounidense embarcaron en un programa de fumigación aérea en masa de los cocales colombianos en una tentativa de agotar la oferta de cocaína, el gobierno colombiano anunció a fines del mes pasado que acentuará ahora la erradicación manual del cultivo más lucrativo del país.

plántulas de coca
Aunque la fumigación aérea fuera defendida por los guerreros antidrogas como “solución infalible” que podía dar un fin al negocio de la cocaína colombiana, no ha funcionado de esa manera. De acuerdo con datos oficiales de los EE.UU., la cantidad de tierra dedicada a la producción de coca en Colombia ha disminuido apenas ligeramente desde 2001, cuando empezó la fumigación intensa. Ese año, unos 420.000 acres fueron sembrados con coca; en 2006, el número fue de 375.000 acres.

Además de no reducir el cultivo de coca, la erradicación aérea ha resultado en fricción con los vecinos, particularmente con Ecuador, que está preocupado por el derramamiento. También ha causado oposición intensa de los campesinos colombianos y sus defensores, quienes acusan que el glifosato, el pesticida usado en la fumigación, ha perjudicado el medio ambiente, el ganado y la gente.

Ahora, como el control republicano en Washington está pasando para los demócratas de la Cámara y del Senado, el Congreso está dando señales de que quiere apartarse de la erradicación aérea. El presidente colombiano Álvaro Uribe no va a esperar.

“En lugar de conseguir la adhesión de los colombianos a la erradicación de la droga, [la fumigación aérea] provoca reclamos y provoca reacciones en contra de la erradicación”, dijo Uribe en un discurso de 20 de julio en el cual él anunció el cambio. La fumigación seguiría siendo solamente una parte “marginal” de la estrategia antidrogas, dijo.

“Más que un revés es una evolución. Le estamos dando mayor importancia a la erradicación manual que a la fumigación”, confirmó el ministro de Defensa, Juan Manuel Santos, para los reporteros en Washington, donde él estaba discutiendo los nuevos planes con los legisladores estadounidenses y presionando el Congreso para que permitiera más flexibilidad en el uso de la ayuda antidroga de los EE.UU. “La erradicación manual puede ser más eficaz y, a veces, más barata”, añadió Santos.

labor de erradicación aérea
El cambio de políticas fue aclamado por el periódico más importante de Colombia, El Tiempo, en un editorial la semana pasada. “Anunciar que se reducirá la aspersión aérea y se redoblarán esfuerzos en la erradicación manual es un primer paso para dotar a Colombia de una estrategia antidrogas que no sólo atienda las ‘recomendaciones’ de Washington”, dijo el editorial.

El cambio anunciado es el resultado tanto del descontento colombiano con los resultados de la fumigación como del nuevo equilibrio del poder en Washington, donde los demócratas del Congreso hesitan mucho más en darle un cheque en blanco al gobierno Bush respecto de Colombia, le dijeron los analistas estadounidenses a la Crónica de la Guerra Contra las Drogas.

En el Congreso, los demócratas están proponiendo cortes profundos en la ayuda militar a Colombia e intentando cambiar las prioridades de la seguridad para el desarrollo económico. Un proyecto de ley de la Cámara haría exactamente eso. Mientras tanto, la versión del senado de la Ley de Presupuestos para el Extranjero destina $10 millones de ayuda militar para proporcionar seguridad a la erradicación manual y restringiría la aspersión aérea a áreas específicas en que el Ministerio de Relaciones Exteriores ha certificado que la erradicación manual no es posible.

“Un motivo de la reducción es que el Congreso soltará menos dinero para eso, pero aun los colombianos conservadores nunca quedaron muy entusiasmados con la fumigación”, dijo Adam Isaacson del Center for International Policy, que monitora los gastos del Plan Colombia. “A los militares colombianos no le gusta porque no les ayuda a ganar simpatía. Uribe está diciendo que están intentando incrementar la presencia del gobierno en esas áreas y que la fumigación lo dificulta, entonces intentarán hacer más erradicación manual”, dijo.

Aunque la decepción colombiana con los resultados de la fumigación sea un factor, la nueva era en Washington es lo que está cambiando las cosas, sugirió Isaacson. “El cambio en el Congreso ha sido el factor decisivo”, dijo. “Año tras años, hemos visto estos datos desastrosamente decepcionantes de la erradicación y los colombianos tenían que tragárselos porque toda voz en el poder en Washington decía que tenían que hacerlo. Ahora, los colombianos tienen la oportunidad de decir lo que piensan de verdad sobre esa política”.

“Los colombianos están haciendo esto en parte porque la fumigación aérea simplemente no ha funcionado”, dijo Annalise Romoser de la Oficina de Asuntos Colombianos en los Estados Unidos, una organización sin ánimo de lucro sedeada en Washington, DC, que hace consultoría para el Ministerio de Relaciones Exteriores respecto de las cuestiones de Colombia. “Desde 2000, cuando empezamos la enorme campaña de fumigación aérea, ha habido un inmenso aumento en la producción”, dijo ella.

“Los colombianos también están respondiendo al mensaje que están escuchando del Congreso de los EE.UU.”, dijo Romoser. “Está claro que tanto la Cámara como el Senado están preparados para cortar drásticamente la financiación y el gobierno colombiano no está ni interesado ni es capaz de asumir las costas de la erradicación aérea sin el apoyo de los EE.UU. que ha estado recibiendo”.

Pero simplemente cambiar de la fumigación aérea para la erradicación manual no basta, dijo Romoser. “La erradicación manual sólo será exitosa cuando llevada a cabo en consulta con las comunidades afectadas. Necesitamos consultas, no erradicación forzosa. Las comunidades con que he trabajado en el sur son contrarias a la erradicación forzosa. Si lo hacen sin programas de desarrollo socioeconómico en vigor antes de empezar, eso puede terminar siendo muy divisivo”.

La erradicación sin el desarrollo es una receta de instabilidad, concordó Isaacson. Él señaló la experiencia de Bolivia de una década atrás, cuando el gobierno de Hugo Banzer reveló el Plan Dignidad y se lanzó a una campaña de erradicación forzosa sin consultas. El caos resultante en los cocales llevó a años de instabilidad política.

“Cuando surgió el Plan Dignidad, los cocaleros se pusieron locos”, se acordaba él. “Cortes de ruta, manifestaciones y, de pronto, el cabeza del sindicato cocalero del Chapare es el presidente de Bolivia”.

Ese resultado es improbable en Colombia, donde los cocaleros no tienen ni los números relativos ni la fuerza institucional de sus homólogos en Bolivia. Pero como el gobierno colombiano está listo para pasar de la fumigación aérea a la erradicación manual “más amable y dulce” de los cultivos, el potencial de más conflicto social permanece alto, especialmente si la erradicación no es parte de un programa de desarrollo socioeconómico integrado y holístico. Hasta el momento, ni el gobierno de los EE.UU. ni el de Colombia han demostrado mucho apetito por eso.

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Comments

Anonymous (not verified)

Les cuento que he intentado encontrar como es la mata de coca por Internet, pero es imposible, no hay una pagina que muestren las matas completas y los cocales, lo mismo los laboratorios, seria maravilloso que mostraran esta información, gracias, Fernando

Wed, 08/27/2008 - 1:16pm Permalink

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