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Reportaje: Aumentando la presión sobre las leyes Rockefeller sobre las drogas de Nueva York (y los políticos que no las arreglan)

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El martes, Nueva York cumplió un feo aniversario – 34 años desde que las severas leyes Rockefeller sobre las drogas del estado fueron promulgadas. Ahora, tres años después que la legislatura promulgó las primeras reformas tímidas de esas leyes antidrogas duras y un mes después que la Asamblea estadual votó en su ampliación, los activistas pro reforma de las políticas de drogas están buscando aumentar la presión sobre el gobernador Eliot Spitzer (D), el vicegobernador David Paterson (D), el fiscal general Andrew Cuomo (D) y el Senado estadual de mayoría republicana para que tomen providencias.

marcha ‘Cuenta Regresiva para la Justicia’ de junio de 2003, Ciudad de Nueva York (cortesía de 15yearstolife.com)
Los presos sentenciados según las mínimas obligatorias de las leyes Rockefeller sobre las drogas ahora son más de 13.000, y asombrosos 91% de ellos son negros o morenos. Las reformas promulgadas en 2004 han resultado en la puesta en libertad de sólo 300, dejando a miles de presos que cumplen sentencias mínimas obligatorias de nivel mediano aún en el purgatorio.

Spitzer, Paterson y Cuomo hicieron campaña sobre la reforma de la ley Rockefeller, pero desde que tomaron posesión el silencio ha sido ensordecedor. En 2003, la comunidad hip-hop, liderada por el empresario Russell Simmons, puso a decenas de miles de personas en las calles para marchar por la reforma. Ahora, más una vez, la comunidad hip-hop está haciendo un llamamiento a los políticos.

El martes, en conjunción con la Real Reform Nueva York, una coalición coordinada por la Drug Policy Alliance, el astro del hip-hop, Jim Jones, lanzó un nuevo single de rap, "Lockdown, USA", un llamamiento poderoso a la reforma de las leyes Rockefeller que hasta el momento ha sido transmitido en emisoras de radio de todo el país.

Natural de Harlem, Jones ha presenciado el impacto de las leyes Rockefeller sobre las drogas en primera mano. A la inversa, los políticos en Albany han presenciado el impacto de una nación hip-hop movilizada en primera mano también y los reformadores informan que la perspectiva de una nueva convocación de la comunidad hip-hop los ha dejado nerviosos.

“Vamos a aumentar la presión ahora, para intentar revivir el abordaje de la coalición de Russell Simmons a Albany y, por lo que sé, están empezando a quedar preocupados”, dijo Anthony Papa, un ex preso de la ley Rockefeller convertido en autor y pintor que ahora trabaja para deshacer esas leyes. “Están recibiendo la respuesta de 100.000 personas en la calle [para la Cuenta Regresiva para la Justicia de Russell Simmons en 2003] y eso es bueno si los deja nerviosos”, le dijo Papa a la Crónica.

Él no está sólo especulando. Tras publicar una carta abierta en una bitácora muy leída del Huffington Post el fin de semana pasado llamada “Spitzer, Cuomo y Paterson: ¿Adónde se fueron?” ["Spitzer, Cuomo and Paterson: Where Did You Go?"], Papa recibió una llamada personal de la oficina de Paterson. “Nada contentos”, dijo Papa, caracterizando sus sentimientos sobre ello en un correo-e a DRCNet ayer. Y se dice que el parloteo en Albany sobre eso es mucho más largo.

“Estos tipos hicieron campaña sobre la reforma de la ley Rockefeller y ahora Spitzer ha tomado posesión hace más de 100 días y ni siquiera en vista está”, reclamó Papa. “¡Ahora el hip-hop te está llamando, Spitzer!”

Ya es hora del cambio, dijo la madre de un preso. “Pequeños cambios en las Leyes Rockefeller sobre las Drogas claramente no bastaron. Mi hijo Ashley es un ejemplo claro de esto, porque está cumpliendo una sentencia de 7 a 21 años por una infracción primaria no violenta”, dijo Cheri O’Donoghue, defensora de la Real Reform Nueva York. “Estas leyes inhumanas y racistas han estado en existencia por casi 34 años. Ya basta”.

La Ley de reforma de la Ley sobre las drogas de Nueva York de 2004 [New York's Drug Law Reform Act of 2004 (DLRA)] atenuó algunas condenas por delitos de drogas, pero no llegó a dejar que la mayoría de las personas que cumple sentencias más punitivas postulara a condenas más cortas y no hizo nada para aumentar el poder de los jueces de poner a los adictos en programas de tratamiento. Aunque los defensores y familiares estén alentados por estas reformas modestas, está claro que las reformas recientes han causado un impacto negativo sobre la mayoría de la gente tras rejas. La mayor parte de las personas tras rejas por cargos de la ley Rockefeller es acusada de crímenes no violentos de poca monta o de Clase B.

“Dado el extraordinario racismo asociado con estas leyes, es increíble que hayan existido por 34 años”, dijo Gabriel Sayegh, director de proyecto en la Drug Policy Alliance. “Esperamos que esta canción poderosa inspire a los miles que participaron de la marcha Lockdown USA de 2003 – y a todos los neoyorquinos ultrajados – a hacer llamadas y echarse a las calles para aumentar la presión sobre el gobernador Spitzer y el senador estadual Joe Bruno – para hacerlos mantener su palabra y reformar estas leyes inhumanas”.

Pero aun si el gobierno demócrata empieza a tomar providencias sobre la reforma de verdad, un tremendo obstáculo político sigue existiendo en el Senado dominado por los republicanos, con sus baluartes en el país carcelario del interior de Nueva York. Siete distritos senatoriales del interior mantenidos por los republicanos dependen de que los números de prisioneros lleguen a su tamaño poblacional requerido y ello tendría que ser rediseñado si los grandes números de presos fueran puestos en libertad o si el Negociado del Censo de los EE.UU. los contaran como habitantes de sus ciudades natales.

Las prisiones también son un sector en crecimiento en el interior dominado por los republicanos, que ha presenciado docenas de prisiones nuevas en las dos últimas décadas. No es nada sorprendente que dos de los oponentes de la reforma más pronunciados, los senadores Dale Volker (R) de la suburbana Búfalo y Michael Nozzolio (R) de Finger Lakes tengan 17% de la población carcelaria del estado en sus distritos.

Spitzer declaró ser contrario al desperdicio y a la corrupción. Ahora, tiene la oportunidad de deshacer las leyes Rockefeller sobre las drogas. Pero ¿será que va a hacerlo o será que va doblegarse ante la presión política de los poderosos intereses especiales que se benefician directamente con la encarcelación en masa de sus conciudadanos no violentos? Ahora la comunidad pro reforma va a aumentar la presión para ayudarlo a hacer lo correcto.

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