Metanfetamina: Grassley y Feinstein reintroducen proyecto contra metanfetamina sabor a caramelo, pese a pocas pruebas de su existencia

Hace un año y medio fuentes aisladas de la policía empezaron a decir que había metanfetamina sabor a caramelo apareciendo en las incautaciones de drogas. Al ver una nueva droga coco sabor a caramelo a la vuelta de la esquina y la oportunidad de ponerse duros con las drogas, los senadores Diane Feinstein (D-CA) y Charles Grassley (R-IA) respondieron rápidamente con la Ley Salvando a los Niños de las Drogas Peligrosas [Saving Kids From Dangerous Drugs Act], que incrementaría las penas para los traficantes que vendan metanfetamina dulcificada a cualquier comprador para que se equiparen a las de los traficantes que realmente vendieron drogas a niños.

Tal proyecto no resultó en nada en el 2007 y el año pasado y el cuento de la metanfetamina sabor a caramelo fue rápidamente desacreditada por, entre otros, Bob Curley de Join Together, quien escribió “¿Mucha metanfetamina y pocas nueces?” [Meth Ado About Nothing?] en junio de 2007, y Snopes.com, el sitio web de leyendas urbanas que trató de la cuestión casi en la misma época. Los dos artículos indicaron que las autoridades pueden haber atribuido erróneamente sabores a una metanfetamina que era solamente colorida.

Pese a las advertencias horrorizadas de distintas fuentes de la policía y reportajes histéricos de varios medios informativos locales por todo EE.UU., parece que nadie jamás ha sido capaz de concebir realmente alguna metanfetamina sabor a caramelo, ni hablar de cualquier treta nefaria para atraer a niños con drogas dulcificadas en un intento de irrumpir en el mercado prepúber de la metanfetamina. Empero, la amenaza de la metanfetamina sabor a caramelo sigue aflorando de vez en cuando, aunque no en los últimos meses. Últimamente, sonaron la alarma (falsa) en Florida en febrero y en el suroeste de Virginia en marzo.

A pesar de todo, la falta de pruebas de cualquier problema real de metanfetamina sabor a caramelo no ha detenido al dúo de senadores que combaten las drogas. En un comunicado de prensa el lunes, Grassley anunció que Feinstein y él iban a reintroducir la Ley Salvando a los Niños de las Drogas Peligrosas. Era como si la desacreditación del mito nunca hubiera sucedido.

“El proyecto sobre la metanfetamina sabor a caramelo ocurre después de informes que detallan la tendencia cada vez más grande de la metanfetamina sabor a caramelo”, advirtió el comunicado de prensa, sin aliento y con retraso. “De acuerdo con oficiales de la fuerza pública y trabajadores del tratamiento de la toxicomanía, la metanfetamina y demás drogas peligrosas están siendo coloridas, envueltas y dulcificadas de caso pensado para atraer a niños y menores de edad”.

“Es perturbador que los narcotraficantes intenten atraer a adolescentes y niños con la dulcificación de las drogas para que sepan a caramelo. Hay que hacerse cargo de esta última moda antes que sea demasiado tarde”, dijo Grassley. “También tenemos que asegurar que nuestra fuerza pública tenga las herramientas necesarias para imponer las leyes que aprobamos adecuadamente. La ley que la senadora Feinstein y yo hemos introducido debe hacer que los narcotraficantes piensen dos veces antes de vender drogas sabor a caramelo a nuestros niños y ayudar a la policía a mantener en vigor la Ley de Combate a la Metanfetamina [Combat Meth Act].

Conforme a la legislación federal estadounidense, cualquiera que venda drogas a alguien menor de 21 años puede recibir una sentencia mínima obligatoria de un año de prisión y un incremento de condena que dobla la sentencia o la triplica en caso de reincidencia. Según el proyecto Feinstein-Grassley, la misma pena también se aplicaría a cualquiera que “elabore, cree, distribuya o tenga con la intención de distribuir una sustancia fiscalizada que sea dulcificada, colorida, envuelta o, por lo demás, alterada de modo que tenga el designio de dejarla más atractiva para una persona menor de 21 años de edad o que intente o se confabule para ello”.

Además de tratar de un problema que no existe, el proyecto está escrito de un modo tan vago que se aplica a todos los tipos de envolvimiento de drogas ilícitas. ¿Será que una pastilla de éxtasis marcada con un dibujo cumple los requisitos? ¿Y la heroína envuelta con nombres graciosos? ¿Y la marihuana en papelinas con la calcomanía de una carita sonriente? Para obtener respuestas, será necesario consultar al procurador federal de su zona. O, si hay algún juicio en Washington, este proyecto conocerá el mismo destino ignominioso de su antecesor y será asignado al basurero de la historia.