Poco más de una década después que los electores californianos aprobaron la Proposición 215 en 1996, convirtiéndolo en el primer estado a aceptar el consumo de marihuana medicinal, el movimiento sigue su difusión demorada por todo el paÃs. Ahora, la marihuana medicinal es legal en 12 estados (con grados variantes de protección) y cerca de 50 millones de personas â o cerca de uno en cada seis estadounidenses â viven en ellos.
Aunque pueda ser un poquito exagerado decir que hay un movimiento de pinzas con miras al centro del paÃs, la marihuana medicinal está en marcha. Además de los 12 estados en que ella es legal, una serie de otros estados, inclusive Illinois, Minnesota, Missouri, Nueva Yérsey y Nueva York, ha presenciado progreso en las legislaturas estaduales y está acercándose de la aprobación de la marihuana medicinal. Mientras tanto, una iniciativa sobre la marihuana medicinal está poniéndose en proceso en Michigan y los activistas están observando campañas por iniciativas parecidas en un puñado de otros estados.
Pero al mismo tiempo, el gobierno federal sigue firmemente contrario a la marihuana medicinal. El Ministerio de la Justicia y la Administración de Represión a las Drogas (DEA, sigla en inglés) siguen acosando a pacientes y proveedores, especialmente en California, donde una Proposición 215 permisiva ha resultado en la escena más abierta de marihuana medicinal en el paÃs. Aunque la DEA, que a veces trabaja con agentes tercos de las fuerzas de seguridad estadual y municipal, haya estado allanando dispensarios durante años, esta semana la agencia reveló una nueva táctica contra ellos: Mandó cartas a docenas de propietarios del área de Los Ãngeles que alquilaban espacios para dispensarios, amenazándoles de confiscación civil y posible demanda criminal si siguieran alquilando para lo que la DEA considera ser organizaciones criminales del narcotráfico.
Pero el gobierno federal está sufriendo la ofensiva de los defensores de la marihuana medicinal, la cual viene de diversos ángulos distintos. En el Congreso, la ley más importante acerca de la marihuana medicinal es la enmienda Hinchey-Rohrabacher, que prohibirÃa el uso de fondos federales para perseguir a pacientes y proveedores en estados en que ella sea legal. Se esperan audiencias y una votación en la Cámara sobre la Hinchey-Rohrabacher en una o dos semanas. Aunque la aprobación no parezca ser probable este año, los simpatizantes esperan obtener votos y acercarse cada vez más de la mayorÃa necesaria.
Mientras tanto, hay tres cuestionamientos legales de la lÃnea dura federal respecto de la marihuana medicinal:
- Auxiliado por la Multidisciplinary Association for Psychedelic Studies (MAPS, sigla en inglés) y el Proyecto de Reforma de la Ley sobre las Drogas de la ACLU, el investigador de la Universidad de Massachusetts-Amherst, el Dr. Lyle Craker, interpuso una demanda contra la DEA en una tentativa de romper el monopolio gubernamental sobre la producción de marihuana medicinal para fines de pesquisa. En febrero, una jueza de derecho administrativo de la DEA decidió que la solicitud de Craker serÃa âde interés públicoâ. La DEA está recurriendo de esa decisión;
- Aparentemente actuando a partir de la idea de que la mejor defensa es un buen ataque, la organización de defensa de la marihuana medicinal Americans for Safe Access (ASA, sigla en inglés) interpuso una demanda contra el HHS y la FDA por su posición de que âla marihuana no tiene ningún valor medicinal reconocidoâ. Usando la Ley de Calidad de los Datos [Data Quality Act] poco conocida, la cual ordena que las agencias federales instauren polÃticas con base en la ciencia sensata, el ASA presentó una demanda en febrero, dos años después de hacer peticiones infructÃferas en las agencias. Ayer, un juez federal escuchó los argumentos en una solicitud gubernamental de sobreseimiento del caso. Una solicitud del ASA de juicio sumario será escuchada el próximo mes;
- Una petición de 2002 para reclasificar la marihuana como droga de Clase III, IV o V, presentada por el académico y activista pro marihuana, Jonathan Gettman, que ha estado languideciendo durante años, aguarda una respuesta del gobierno este mes. La ley federal actual considera la marihuana una droga de Clase I sin valor medicinal reconocido.
âAunque aceptemos la estrategia de la mayorÃa que trabaja dentro del movimiento, o sea, cambiar la ley y proporcionar a los pacientes sus medicamentos, no siempre estamos de acuerdo con las tácticasâ, dijo Al Byrne, vocero de la Patients Out of Time, que se ha concentrado en la concienciación del público y, especialmente, en la profesión médica sobre la marihuana medicinal. âNecesitamos dejar que los educadores lideren el movimiento al futuro, no cabilderos, abogados y legisladoresâ, argumentó. âCoger los estados uno por uno vale la pena, pero después de un tiempo se pone medio redundante. No creemos que vamos a ver cambios considerables de verdad hasta que la comunidad de la medicina reconozca la marihuana como medicamentoâ.
El cambio considerable puede y vendrá precisamente de abogados, cabilderos y legisladores, dijo Dan Bernath, vicedirector de comunicación del MPP. âProbablemente habrá una votación en la [enmienda] Hinchey-Rohrabacher en una o dos semanas y creemos que vamos a obtener 20 votos por lo menosâ, dijo.
Pero como la enmienda habÃa logrado 163 votos el año pasado, más un par de docenas de votos aún la dejarÃa lejos de los 218 necesarios para asegurar la aprobación en la Cámara. âNo es probable que suceda este añoâ, reconoció Bernath, âpero es importante que sigamos construyendo el Ãmpetu para el futuro. Cuanto más seguro les parezca a los polÃticos, tanto más fácil es que voten a favor de elloâ.
La incapacidad de aprobar la Hinchey-Rohrabacher en el Congreso hasta el momento prueba lo que quiere decir, dijo Byrne. âEsto sólo muestra la debilidad y la ineficacia de lo que están haciendoâ, debatió.
Aunque la aprobación de la Hinchey-Rohrabacher no cambie las leyes federales sobre la marihuana, protegerÃa eficazmente a los pacientes, dijo Bernath. âSi el Ministerio de Justicia pierde los fondos para perseguir la marihuana medicinal en los estados, eso serÃa 100% protección para los pacientesâ.
Aunque apoye la Hinchey-Rohrabacher, el ASA fue rápido en señalar que la salvaguardia proporcionada por ella sólo se aplicarÃa a pacientes en estados en que la marihuana medicinal es legal. âPara ciertas organizaciones reformadoras y defensoras de las polÃticas de drogas, la enmienda Hinchey ha sido causa de convergencia para el cambioâ, dijo el vocero del ASA, Kris Hermes, âpero seguramente no es lo más importante. Desdichadamente, ello protegerÃa a los pacientes y proveedores solamente en aquellos 12 estados, pero no trata mucho de las preocupaciones de médicos, pacientes y proveedores en el resto del paÃsâ.
Hermes dijo que las demandas federales son más prometedoras para el ASA. âLa decisión de la jueza de la DEA en el caso Craker seguramente contribuye con el coro creciente de apoyo a hacer más investigaciones sobre el asuntoâ, debatió. âY si podemos ganar nuestro caso contra el HHS y la FDA, eso sólo aumentarÃa la presión sobre la posición del gobierno de que la marihuana no tiene ningún valor medicinalâ.
Lograr más victorias respecto de la marihuana medicinal en el ámbito estadual no es algo redundante para el MPP. Obtener el cambio en el ámbito federal exigirá que más estados estén conformes con la marihuana medicinal, dijo Bernath. âLa manera por la cual el cambio sucederá es que cuando un número suficiente de estados adopte sus propias leyes acerca de la marihuana medicinal, el gobierno federal ya no podrá más ignorarloâ.
Para ese fin, el MPP seguirá haciendo presión por la aprobación de leyes estaduales sobre la marihuana medicinal, a veces a través del proceso de iniciativas y de referendos y a veces mediante el proceso legislativo. En Illinois, Minnesota, Nuevo Hampshire y Nueva York, la legislación respecto de la marihuana medicinal logró un poco de tracción este año. âEl año que viene, podemos reanudar las labores de donde paramosâ, dijo Bernath.
El director ejecutivo de la DPA, Ethan Nadelmann, cuya organización está trabajando en proyectos de ley sobre la marihuana medicinal en Connecticut y Nueva Yérsey, fue rápido en añadir aquellos estados a la lista. La DPA ve más beneficios que costas en los esfuerzos legislativos que en las iniciativas, dijo. âLas campañas legislativas cuestan caro, pero no tanto como las iniciativas electorales, y tienen la ventaja de generar muchÃsima cobertura gratuita de los mediosâ, dijo. âYa que una gran parte del esfuerzo por la marihuana medicinal se trata de concienciar el público, cuanto más audiencias se tenga y más cobertura mediática ellos generen, tanto mejorâ.
Bernath también señaló el comprometimiento del MPP en una campaña de iniciativas pro marihuana medicinal en Michigan que justo se está poniendo en marcha y sugirió que puede haber más iniciativas en otros estados. âLas encuestas lucen muy bien en Arizona, Idaho y OhÃoâ, dijo.
âEn esto el MPP y la DPA tienen filosofÃas ligeramente diferentesâ, dijo Nadelmann. âEspero que la iniciativa de Michigan venza y serÃa útil que lo hiciera, pero en cuanto a la asignación de recursos, soy escéptico respecto del valor añadido de gastar todo ese dinero para lograr más un estado. Pero ésa es una decisión fundamentadaâ, añadió.
El director ejecutivo de la NORML, Allen St. Pierre, distinguió entre los estados que reconocÃan la marihuana medicinal a través del proceso de iniciativas y aquellos que la aceptaban mediante el proceso legislativo. âLas iniciativas cubrÃan un número más grande de partes interesadas y son más funcionales que las leyes consiguientes, que son muy estrictas en alcance, sirven a menos interesados y no han cambiado la dinámica federal de la representación de esos estados en Washingtonâ, discutió. âSi se echa un vistazo a quienes están apoyando la Hinchey-Rohrabacher, se verá que son las delegaciones de los estados del Oeste y de las Montañas Rocosas donde el apoyo es el más fuerte â los estados en que la marihuana medicinal surgió a través del proceso de iniciativasâ.
Por el otro lado, admitió St. Pierre, los estados que han legalizado la marihuana medicinal a través del proceso legislativo tienen menos problemas con las fuerzas de seguridad recalcitrantes. âEn grandes partes de estados con iniciativas como California, Washington y Oregón, la policÃa simplemente ignora la leyâ, observó. âPero, cuando un proyecto de ley sobre la marihuana medicinal es aprobado por la legislatura, las fuerzas de seguridad son parte del proceso. La policÃa debe tener voz. Perdieron, pero por lo menos estaban en la mesaâ.
Hace once años, ningún paciente era protegido por leyes estaduales de marihuana medicinal. Ahora, unos 50 millones lo son y eso es progreso. Pero, también significa que unos 250 millones de estadounidenses siguen sin la protección de dichas leyes y, a pesar de adelantos provisorios en el Sur y en el Medio Oeste, hoy dÃa esas áreas siguen sin ninguna ley por el estilo. En los últimos años, se ha hecho progreso, pero a un paso dolorosamente lento. Quizá eso cambie el año que viene, ya que una serie de estados considera sancionar proyectos de ley sobre la marihuana medicinal.
Y tal vez las cosas cambien en el ámbito federal el año siguiente, especialmente si los demócratas extienden y profundizan su control del Congreso. Pero, en esta coyuntura, los únicos cambios federales probables sucederán si una de las demandas resulta victoriosa y eso quiere decir regresar a los estados e ir de asamblea en asamblea o de votación popular en votación popular infligiendo daños a la prohibición de la marihuana.
Add new comment