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Reportaje: Los policías fronterizos – tanto Canadá como EE.UU. excluyen a personas que ya consumieron drogas

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Casi uno en cada seis canadienses puede tener su entrada negada a los Estados Unidos porque consumió drogas en algún momento de su vida y casi 100 millones de estadounidenses enfrentan la misma perspectiva en la frontera canadiense. Según las leyes de inmigración de los dos países, las personas que admitan haber consumido drogas en el pasado o que tengan una condenación por delitos de drogas pueden ser excluidas por decisión de la patrulla fronteriza que encuentran y sus supervisores inmediatos.

la I-5 en Peace Arch Park, la frontera EE.UU.-Canadá entre Seattle y Vancouver
Afortunadamente para millones de norteamericanos, las leyes no son aplicables si no han revelado su consumo de drogas en el pasado y si no han dejado registro de ello en material impreso o en línea. Pero para al menos los 17 millones de ciudadanos estadounidenses que tienen condenaciones por delitos de drogas y un número menor, pero aún considerable, de canadienses con condenaciones por delitos de drogas, dichas leyes pueden llevar a un despertar duro cuando lleguen a la frontera.

No se sabe cuántas personas son excluidas en verdad en la frontera por consumo de drogas en el pasado. Los funcionarios del Servicio de Aduanas y Protección Fronteriza de los EE.UU. no pudieron dar informaciones detalladas de los 574 extranjeros considerados inadmisibles en promedio. Tampoco fue posible obtener los datos canadienses de Ciudadanía e Inmigraciones de Canadá.

Aunque dichas políticas hayan estado en vigor durante años, poco se ha sabido de ellas – excepto por la gente que las han descubierto a fuerza de escarmentar. Una de esas personas es el Dr. Andrew Feldmar, un psiquiatra de Vancouver, CB, que había cruzado la frontera en numerosas ocasiones, sólo para ser excluido el verano pasado por un agente de Aduanas y Patrulla Fronteriza (CBP, sigla en inglés) de los EE.UU. que buscó su nombre en Google y encontró un artículo académico en el cual él discutía tomar LSD en dos ocasiones hace casi cuarenta años.

Un periódico canadiense independiente, The Tyee, publicó el artículo el mes pasado, y, desde entonces, ha sido recontado en numerosas publicaciones, incluso en un artículo de 14 de mayo en el New York Times que fue muy redistribuido y apareció en varias bitácoras. El fiasco de Feldmar ha llevado a una atención renovada a la persecución de usuarios de drogas confesos en la frontera según una política que, si es impuesta estrictamente, volvería a cientos de millones de personas inelegibles para ingresar a los EE.UU.

La sección relevante de la ley de inmigración de los EE.UU. dice que los EE.UU. pueden excluir a “extranjeros que hayan sido condenados o que admitan haber cometido acciones que constituyan los elementos esenciales de una infracción o asociación delictuosa para infringir cualquier ley o reglamento de un Estado, de los Estados Unidos o de un país extranjero respecto de una sustancia controlada como definida en la s. 102 de la Ley de Sustancias Controladas [Controlled Substances Act]. La tentativa o la asociación delictuosa para cometer dicho crimen está incluida en este fundamento de exclusión”.

“Infracciones de la legislación antidroga o admisiones de consumo de drogas quedan subordinadas a los estatutos sobre las sustancias controladas y vuelven las personas inadmisibles en ciertas circunstancias”, dijo Mike Milne, un vocero de Aduanas y Protección Fronteriza de los EE.UU. en Seattle. “Depende de la totalidad de las circunstancias”, le dijo él a la Crónica de la Guerra Contra las Drogas. “No tratamos la marihuana diferentemente de cualquier otra droga ilícita”, añadió Milne. “Es considerada una sustancia prohibida”.

Pero, como muestra el caso del Dr. Feldmar, la “totalidad de las circunstancias” está muy expuesta a la interpretación. En el caso de Feldmar, dos ejemplos de consumo antiguo de LSD para fines de pesquisa superaron sus décadas de ciudadanía sólida y de actividad profesional y el hecho de que él había ingresado anteriormente a los EE.UU. sin ningún problema en varias ocasiones.

“Negar a un investigador respetado como el Dr. Feldmar el ingreso al país es simplemente absurdo”, dijo el director ejecutivo de la Drug Policy Alliance, Ethan Nadelmann, cuya organización ha empezado a hacer campaña para deshacer la política. “Tenemos preocupaciones graves con el impacto que esto puede tener sobre los investigadores de las drogas que escriben abiertamente. ¿Y las personas que vienen acá para una conferencia sobre la metadona o el consumo de drogas inyectables y el VIH? Es probable que muchas de estas personas hayan sido consumidoras de drogas”, le dijo él a la Crónica. “¿Vamos a excluirlas ahora? También estamos profundamente preocupados con que estas bases de datos cada vez más poderosas posibiliten regresar y sacar a relucir cualquier cosa que haya escrito o blogueado o publicado en una página web”.

La DPA está examinando qué providencia puede ser tomada en el Congreso para mejorar el problema, pero es improbable que algo suceda este año. “Cien millones de estadounidenses han consumido una droga ilegal en algún momento de sus vidas y es difícil encontrar un candidato a la presidencia que no haya fumado marihuana; sin embargo, estamos prohibiendo a personas de otros países quienes han consumido drogas de visitar nuestro país. No hace ningún sentido”, dijo Bill Piper, director de asuntos nacionales de la DPA. “Imagínese si otros países adoptaran políticas similares. Bill Clinton, Newt Gingrich, Michael Bloomberg, Bill Gates, Brad Pitt, Sam Donaldson y millones de otros estadounidenses no podrían viajar”.

El trabajo en el Congreso está empezando a ponerse en marcha, le dijo Piper a la Crónica. “Justo empezamos nuestra primera secuencia de cabildeo en las oficinas del Congreso, de conversas con el personal de gente en los comités sobre el judiciario y la seguridad nacional”, dijo. “La gente no lo sabía y quedaron espantadas con la política; le parecía injusto castigar a las personas por cosas que habían escrito o cosas que habían hecho en el pasado”.

Tras concienciar empleados clave del Congreso, dijo Piper, se pasará a la fase dos. “Ahora, estamos intentando estimar la dimensión del interés en esto y después probablemente regresaremos para una segunda serie de cabildeo”.

Para las personas que piensan en viajar a los EE.UU., Milne de CBP delineó qué puede suceder caso sean excluidas. Si se niega la entrada a una persona a causa de consumo de drogas o de condenaciones por delitos de drogas en el pasado, dijo Milne, tres posibilidades se presentan. “En la mayoría de los casos, simplemente se puede cancelar su solicitación de ingreso, dar la vuelta e irse”, dijo. “O se puede escoger someterse a un juez de inmigraciones para adjudicar la cuestión. En ese caso, probablemente se permanecería en custodia hasta la audiencia”, dijo. “Pero si se da falsas declaraciones durante el curso de su solicitación [si se es descubierto negando consumo o una condenación en el pasado], se puede estar sujeto a remoción por extradición. En ese caso, documentaremos que algo ilegal ocurrió en esta tentativa de ingresar, le echaremos del país y le impediremos el reingreso durante cinco años como máximo”.

Milne no pudo dar ninguna estadística sobre el número de personas excluidas en razón de consumo de drogas o de condenaciones por delitos de drogas confesos, pero sí dijo que de los 680.000 extranjeros que intentan ingresar al país a través de los puertos de entrada en cualquier día determinado, a cerca de 575 se les niega la entrada y 63 son arrestados.

El famoso investigador de drogas neerlandés, Peter Cohen, no se va a arriesgar. “No intentaré más ingresar a los EE.UU.”, dijo Cohen, que ha hecho trabajo innovador sobre la (falta de) conexiones entre las políticas de drogas y los niveles de consumo de drogas. “¡Imagine si leen mi pesquisa!” le dijo él a la Crónica. “Hablo muy en serio. No correré el riesgo de ser tratado como un perro por la gente de la ley en los EE.UU. que es conocida en todo el mundo como bruta e idiota”, prometió.

“Hace unas cuantas semanas, escuchamos aquí el relato de un joven neerlandés que estuvo en los EE.UU. un día después de su permiso”, prosiguió Cohen. “Lo mantuvieron preso durante semanas y sus relatos sobre su tratamiento y su inaccesibilidad a abogados y a la embajada neerlandesa fueron simplemente horribles. No, eso no es para mí”.

Un investigador canadiense de consumo y políticas de drogas que pidió no ser identificado le dijo a la Crónica de la Guerra Contra las Drogas que “la represión fronteriza que se concentre ya sea en la investigación, ya sea en el consumo personal de sustancias ilícitas en el pasado impacta directamente nuestra capacidad de estudiar nuestro abordaje actual respecto de las drogas y probablemente sofocaremos el diálogo que podría llevarnos a políticas y prácticas más basadas en pruebas”. No sólo dichas políticas son “una infracción de los derechos de libertad de expresión y de libertad personal en los dos lados de la frontera”, añadió, “detener el flujo de información sobre las prácticas eficaces de reducción de daños tanto en Canadá como en los EE.UU. puede causar un impacto negativo sobre la salud pública de ambos nuestros países”.

El propio hecho de que este destacado investigador solicitara anonimato prueba que la política causa un impacto silenciador. “Preferiría no ser citado en este artículo, pese a que crea que es un reportaje importante”, dijo él mientras señalaba que no ha tenido ningún problema en la frontera con los EE.UU., “porque si los EE.UU. han reducido su infraestructura de seguridad nacional a una simple búsqueda en Google, temo que sea sólo una cuestión de tiempo hasta que empiecen a fastidiarme también y ser citado en un artículo que señala que aún no he sido asediado o que aún no me han negado la entrada parece ser la mejor manera de levantar sospechas la próxima vez que cruce la frontera”.

Pero la puerta en la frontera EE.UU.-Canadá puede ser cerrada en los dos lados y, a pesar de su reputación como país amigo del cannabis, los guardias fronterizos en los puntos de entrada de Canadá son tan rápidos en excluirte como los estadounidenses. En verdad, los guardias fronterizos canadienses pueden ser aún más severos que los estadounidenses, especialmente para infracciones como manejar embriagado.

La página web de Ciudadanía e Inmigraciones de Canadá explica:

“Si usted está planeando visitar, trabajar, estudiar o inmigrar, si ha cometido o ha sido condenado por una infracción criminal, usted puede ser prohibido de ingresar a Canadá. Las infracciones criminales incluyen tanto delitos de pequeña monta como graves como robo, agresión, conducción peligrosa, manejar en estado de embriaguez y homicidio, entre otras. Para un listado completo de las infracciones criminales en Canadá, por favor consulte el Código Penal Canadiense. Si usted tiene condenaciones juveniles (condenaciones por crímenes cometidos mientras era menor de 18 años), probablemente usted no es prohibido de ingresar a Canadá”.

Lo bueno es que una simple condenación por tenencia de marihuana probablemente no estorbará el ingreso de un estadounidense a Canadá. Según la ley canadiense, la tenencia de cantidad inferior a treinta gramos es una infracción sumaria y no constituye inadmisibilidad, dijo el abogado de inmigraciones de Vancouver, Gordon Maynard.

No intente negar ningún antecedente criminal, advirtió Maynard. “Mentir no es buena idea. Los Puertos de Entrada tienen acceso a la base de datos de NCIC y pueden ver fácilmente cualesquier antecedentes de arrestos, acusaciones, procedimientos judiciales, condenaciones y reclusión en la base de datos”, dijo. “Los oficiales tienen esta información aun antes de hacer las preguntas. No contestar las preguntas con la verdad sobre cualquier asunto relevante, incluso criminalidad, constituye distorsión y es un impedimento diferente contra el ingreso y puede incluir una pena de dos años contra cualquier ingreso posterior”.

Sin embargo, le dijo Maynard a la Crónica, se puede ser excluido aun sin antecedentes. “No es necesaria una condenación para ser inadmisible a Canadá con base en fundamentos criminales”, dijo. “Acusaciones pendientes o una confesión de comportamiento criminal en el pasado pueden ser suficientes si el funcionario canadiense tiene motivos razonables para creer que usted ha cometido un delito”.

“Hasta el momento, creo que ésta es una de las peores manifestaciones en la guerra contra algunas drogas”, dijo Allen St. Pierre, director ejecutivo de la National Organization for the Reform of Marijuana Law (NORML, sigla en inglés). “Impedir el ingreso de las personas a los EE.UU. porque ya consumieron una droga es un absurdo, pero Canadá hace lo mismo. Pese a que, históricamente, Canadá haya labrado en dirección a una política más abierta y tolerante sobre la marihuana, haya despenalizado funcionalmente la marihuana en alguna medida, permita la marihuana medicinal y deje que los agricultores cultiven el cáñamo legalmente, un estadounidense puede ser excluido si tiene una condenación por delitos de marihuana u otras drogas o aun si ha reconocido públicamente su consumo de drogas”.

La publicidad acerca del fiasco de Feldmar ha hecho que los teléfonos no pararan de sonar en la NORML, dijo St. Pierre. “Ahora, estamos recibiendo muchísimas llamadas de personas con condenaciones anteriores o de gente que ha blogueado o que se ha pronunciado públicamente o aparecido en la tele o en la radio sobre su consumo de marihuana”, señaló. “Esto incluye a las personas que son abogados de la NORML y también el Dr. Lester Grinspoon. Es su cumpleaños el próximo mes y su familia quería llevarlo a Vancouver. Pese a que él nunca haya sido condenado por ningún crimen, él ha admitido consumir cannabis, entonces ahora la familia está preocupada por saber si él puede cruzar la frontera. Ésta es una gran preocupación”, dijo St. Pierre.

También es una preocupación personal para St. Pierre, que nació en Maine y tiene familia en el lado canadiense de la frontera. “He reconocido consumir cannabis en muchas, muchas ocasiones, entonces no sé si me van a dejar ingresar”, dijo. “A mí me gustaría subir para ir a ver mi familia, irme a pescar, irme a festividades de concienciación, pero ahora no sé”.

Por supuesto, no todos tienen que preocuparse con estas leyes. Ex consumidores de drogas confesos, como David Cameron (director del partido conservador británico), la ex primera ministra canadiense, Kim Campbell, los actuales gobernadores de Québec y Ontario, los actores Colin Farell y Pierce Brosnan, el billonario británico Richard Branson (Virgin Air) y varios músicos como Paul McCartney, Keith Richards y George Michael, parece poder ingresar a cualquiera de los países a gusto. Igualmente, Canadá parecen no tener ningún problema con ex consumidores de drogas confesos como Bill Clinton y Al Gore.

Tal vez, como meditó el vocero Milne de CBP cuando indagado sobre la represión diferencial aparente, “Quizá todos tengan dispensas”. Tal vez no.

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